Como tantos otros conceptos de marketing, la marca personal se ha convertido en un Santo Grial para todos los escritores noveles desesperados por encontrar algún atajo. Bien sea para justificar el tiempo que no dedican a la escritura («una marca personal potente me ayudará a vender libros, así que necesito tiempo para desarrollarla») o bien como excusa para cuando las cosas no van bien («solo los que invierten en publicidad y marketing venden libros pero yo no puedo permitírmelo, por eso no vendo nada»), la marca personal y en general el marketing parece el cajón de sastre que todo lo explica.
La realidad, sin embargo, es bien distinta.
Partamos de la base de que relacionar ventas con marketing es falso, porque la publicidad no vende libros. Por tanto, desarrollar tu marca personal o tu plataforma de autor no servirá para que vendas, sino para aumentar tu notoriedad y las posibilidades de que tus lectores (actuales y futuros) puedan encontrarte. Para eso es lo que merece la pena desarrollar tu marca personal, que por cierto es diferente de tu plataforma de autor, de la que ya te hablé largo y tendido hace un par de años.
¿Qué es, entonces, la marca personal y más concretamente la marca personal para escritores? Si preguntas a San Google, te dará millones de resultados, algunos tan poéticos como decir que es igual que un perfume, porque es el aroma que dejas cuando te vas. Yo prefiero una definición más realista que tenga en cuenta los dos componentes de la marca, pues toda marca personal se compone de imagen e identidad. Y digo toda porque no existe una marca personal específica para escritores igual que no existe para abogados o torneros fresadores. La marca personal es lo mismo para todos.
Tu marca personal es la suma de tu imagen de marca y tu identidad de marca, y no se puede entender si ignoras cualquiera de esos dos componentes.
La imagen de marca tiene que ver con el pasado pues es la percepción externa que tienen de ti, el resultado de las experiencias que los lectores han tenido con tus libros. Por tanto, nunca podrás controlar completamente tu imagen de marca, y cualquier esfuerzo que hagas en ese sentido estará mejor empleado en otra cosa. Piensa en Stephen King, al que muchos siguen considerando un escritor de terror; esa sigue siendo su imagen de marca para todos los lectores que ignoran los libros que ha escrito en las últimas dos décadas.
La identidad de marca tiene que ver con el futuro, pues engloba el trabajo interno que realizas para crear tu marca y que sea consistente. A diferencia de la imagen de marca, tú y solo tú tienes el control de tu identidad de marca. Puedes construir una identidad de marca desde cero. Puedes cambiarla, también, aunque será un proceso lento y largo. Puedes incluso reinventarla si es necesario. Todos esos cambios, si se hacen bien, repercutirán en tu imagen de marca, que poco a poco se aproximará a aquella que deseas.
Al dividir la marca personal en esos dos componentes (imagen e identidad), evitas que se convierta en algo mágico y etéreo sobre lo que no puedes influir. Como escritor, tu labor es construir una identidad de marca que sea adecuada para ti y para tus objetivos. En la mayoría de las ocasiones, esa construcción será inconsciente ya que la identidad será un reflejo de quién eres y de qué escribes. Eso es bueno porque como bien sabes, los lectores no son tontos, y detectan impostores a un kilómetro. Lo mejor es dejar que sean tus libros los que vayan construyendo tu identidad, y hablo de libros en plural porque solo con uno no llegarás a ninguna parte.
Si no has querido leer el enlace que puse más arriba, te recordaré que tu plataforma de autor es el corpus de trabajo que construyes, en la mayor cantidad de áreas posible, para que tus lectores puedan encontrarte. Por tanto, te servirá para facilitar a los lectores la exposición a tu marca. Es bien sencillo, a más canales en los que algún lector pueda conocerte a ti o a tus libros, más posibilidades hay de que ese lector pueda darle una oportunidad a tus libros. Tu blog, tus redes sociales, tu podcast si lo tienes o tu intervención semanal en el programa de radio de tu barrio son algunos de esos posibles canales, como también lo son todas las tiendas y canales por los que vender tus libros físicos y de papel. Tu plataforma de autor será más pobre si publicas solo en electrónico y en Amazon que si publicas en papel y electrónico en todas partes.
La exposición de los lectores a tu identidad de marca a través de tu plataforma de autor terminará generando una imagen de marca que, si tu identidad es consistente y adecuada, debería ser igual de consistente y adecuada en condiciones normales. En otras palabras, si trabajas para crearte una identidad de marca como escritor de libros que te atrapan y no te sueltan hasta la última página y eso es lo que ofreces a tus lectores a través de tu plataforma de autor, con el tiempo esa será la imagen que genere tu marca. También puedes hacerlo especializándote en un género, como John Grisham con el thriller judicial o Laura Gallego con la novela fantástica infantil y juvenil.
Lo importante en tu marca de escritor es que seas consciente de que no puedes controlar por completo el resultado final, tu imagen de marca, ya que depende de las experiencias de los lectores con tus libros. Por eso debes preocuparte de escribir el mejor libro al alcance de tus posibilidades y ofrecerles la mejor experiencia. Si repites ese proceso una y otra vez, sumando libros a tu catálogo, verás cómo se va desarrollando tu marca personal en sus dos componentes y lo más importante, irás sumando lectores.
¡Feliz escritura!