Esta entrada va a ser un poco especial, pues voy a juntar dos balances en uno. Por un lado, para formalizar los balances de cara al próximo año; en los últimos se estaban mezclando las cosas del mes en curso con el mes del que se hacía balance y me hacía sentir raro. A partir de enero, esto dejará de ser así, pues cada balance mensual se publicará el último día del mes correspondiente.

Eso sí, en el tema de las ventas no podré hacerlo, pues Amazon ofrece los datos de ventas el día 15 del mes posterior, por lo que en el balance de enero hablaré de las ventas de diciembre, en febrero hablaré de las de enero y así sucesivamente. Dado que las ventas son un aspecto ajeno a mi control, no me preocupa hablar de ellas a toro pasado. Pero sí me preocupaba hacerlo con lo relativo a mis esfuerzos y carrera de escritor.

(Por cierto, mi base de ventas de Trackerbox sigue jodida, principalmente porque no me he dado el tiempo para arreglarla una vez que el programa vuelve a tomar bien los datos de Amazon. Cuando lo haga, volveré a compartir esa información).

A ese respecto, debo decir que los meses de noviembre y diciembre han sido un pequeño calvario, en el que he luchado para volver a retomar mi rutina escritora. Al final, lo he logrado recurriendo a escribir a mano en mi Leuchtturm, algo que si me lo hubieran dicho hace dos años me habría hecho reír a carcajadas. Hoy ya no me río, simplemente hago lo que sea necesario para acabar la historia, y si eso significa tomar papel y lápiz, así lo haré. Habrá quien lo defienda y quien esté en contra, pero el hecho es que me ha servido para sacar adelante el libro así que lo doy por bueno. Y es que, al final, el mejor método que puedes usar para escribir es aquel con el que te sientas más cómodo, así de simple.

Todo eso ha motivado que no tenga cuentas de palabras para poner este mes, ni me voy a molestar en sacarlas. La última vez que conté lo que llevaba escrito de Prisioneros eran más de 140.000 palabras y cuando pase al Scrivener todo lo que tengo escrito serán bastantes más. En cualquier caso, lo importante es que ya tengo el primer borrador a punto de caramelo. Después de meses hablando de lo cerca que estoy del final, ahora sí que estoy cerca de verdad, tanto que confío en poder terminarlo esta próxima semana.

Los lectores del blog seréis los segundos en enteraros, ya que primero informaré a los suscriptores de mi lista de avisos, a los que tengo que agradecer su paciencia. Gente como Alberto, Ignacio, Marcial, Germán, Ricardo, Juan o Eduardo que cada vez que les escribo se toman la molestia de leer el correo y a veces hasta de contestarme. Gracias, chicos, este libro será para vosotros.

Estos dos meses alejado de esta bitácora y de las redes sociales también me han servido para pensar mucho en mi carrera de escritor y en el año que he pasado. En lo personal no tengo ninguna queja, pero en la laboral ha sido muy jodido; las cosas no se han arreglado todavía pero al menos ya estoy ganándome un mísero sueldo. El haberlas pasado tan putas me ha ayudado a replantearme qué quiero como escritor y cómo quiero conseguirlo, y este blog va  a reflejarlo en este 2017.

Porque pienso seguir dando guerra, compartiendo lo que aprenda en mi carrera y trabajando como un burro para lograr mis objetivos. Y si quieres saber cuáles son, te emplazo a las próximas entradas de esta bitácora.

¡Hasta entonces, feliz escritura (y feliz 2017)!

Imagen: Dafne Cholet vía Flickr.