Puede que te extrañe el título de esta entrada. Puede que incluso pienses que a Miguel Ángel se le ha ido la pinza. ¿Qué tendrá que ver un musculitos como Stallone con la literatura y la autopublicación?

La respuesta es: bastante. Como escritor, puedes aprender mucho estudiando la vida de otras personas; pueden ser escritores que han marcado época, como Emilio Salgari o Miguel de Cervantes o personalidades de otras disciplinas artísticas, como Wolfang Amadeus Mozart o Leonardo da Vinci. Todos ellos tuvieron historias apasionantes que pueden servirte de inspiración.

En el caso de Stallone, además de que nos pilla más cercano en el tiempo, su historia nos muestra que el neoyorquino tiene una cualidad que tú también debes tener si quieres salir adelante como escritor independiente: carácter.

Fotografía de Gage Skidmore vía Flickr

El mundo conoció por primera vez a Stallone con la película Rocky, que no solo fue un éxito en todo el mundo, sino que consiguió varios premios Óscar, incluyendo el de mejor película y el de mejor director. También recibió una nominación al mejor guion original, obra del propio Sylvester Stallone.

Porque Stallone no es solo un actor, más o menos limitado dependiendo de a quién preguntes. Es también, y desde el principio de su carrera, un guionista con más de veinte guiones cinematográficos escritos a lo largo de cuatro décadas, en las que también ha dirigido ocho películas y lanzado negocios tan exitosos como la cadena de restaurantes Planet Hollywood.

Pero el carácter no se demuestra cuando tienes éxito, sino cuando no eres nadie.

Según cuenta la leyenda, en 1975 Stallone escribió el guion de Rocky en tres días y medio, basándose en el combate real de Mohamed Ali contra Chuck Wepner. Contra todo pronóstico, Wepner perdió por KO técnico en el round 15; nadie esperaba que pudiera aguantar tanto contra el campeón. La historia de Rocky Balboa refleja ese combate, que sin duda debió gustar mucho a Sly, ya que todos solemos ponernos de parte del underdog (anglicismo de difícil traducción que se aplica al competidor o equipo con pocas o casi ninguna posibilidad de victoria).

Stallone movió ese guion y los estudios empezaron a mostrar interés. Aquella película podía ser un buen proyecto para cualquiera de las estrellas de la época. Robert Redford, James Caan, Ryan O’Neal o Burt Reynolds parecían buenas elecciones para interpretar a Rocky Balboa en su pelea contra Apollo Creed. Sin embargo, Stallone rechazó todas esas ofertas, algunas de hasta 360.000 dólares.

¿Por qué? Porque esas ofertas implicaban perder el control sobre la película, de la que quería ser protagonista. Aquella no tuvo que ser una decisión fácil: apenas tenía cien dólares en el banco, su mujer estaba embarazada y no tenía dinero para pagar el alquiler de su apartamento. En esas circunstancias, cualquiera habría aceptado esas ofertas sin avergonzarse.

Hace falta carácter para mantenerte fiel a tu visión cuando todo está en tu contra.

Al final, Stallone consiguió que United Artists aceptara sus condiciones, y los productores Irwin Winkler y Robert Chartoff se encargaron del proyecto, enamorados de la historia y aceptándolo como el protagonista. El resto, como suele decirse, es historia. La película que costó poco más de un millón de dolares se convirtió en el filme más taquillero de 1976 en los Estados Unidos y Stallone dio comienzo a su carrera como uno de los actores de cine de acción más importante de todos los tiempos.

Y todo eso no lo habría logrado si no hubiera tenido carácter.

Como escritor, puedes aprender mucho de esa historia. No basta con que tengas talento para escribir (por ejemplo, un guion cinematográfico), necesitas tener carácter para defender tu obra en cualquier circunstancia, tanto si es una conversación entre amigos en la que debes explicar que no los verás en un tiempo porque vas a escribir, como si es frente a un desconocido al que quieres convencer de que compre tu libro.

Pero todavía más importante, tienes que tener carácter para resguardar tu autoestima de todos los que van a criticarte, que no van a ser pocos precisamente. No son solo las críticas que puedes recibir en Amazon o en los blogs de reseñas, que también, sino las críticas de todas las personas de tu entorno que, sin duda con buena intención, van a tratar de convencerte de que escribir no es lo tuyo. No dejes que lo hagan, no permitas que los que no se atreven a perseguir sus sueños te disuadan de perseguir el tuyo.

Ya lo dije hace casi dos años. Para dar el paso y poder proclamar a los cuatro vientos que eres escritor, tienes que ser valiente; necesitas carácter para aceptar que te estás distinguiendo de los demás, de todos esos aspirantes a escritor que no van a publicar nada en su vida porque les falta carácter para aceptar la crítica.

Vas a sufrir, no te quepa duda. Inevitablemente, llegará un momento en el que recibirás una crítica salvaje e injusta de tu libro o, peor todavía, puede ser una crítica muy razonada que exponga todos los defectos de tu libro de manera objetiva. En cualquiera de los dos casos, lo único que puedes hacer es tragarte las críticas y seguir adelante, y para eso vas a necesitar carácter.

El mismo carácter que tuvo Stallone cuando le ofrecían 360.000 dólares por el guion de Rocky, una oferta más que razonable para un guionista desconocido con la osadía de querer protagonizar su primer guion.

¿Tienes carácter?