Cómo autopublicar tu libro

Ya sabemos qué programas vamos a usar para escribir y para crear nuestras portadas y demás elementos gráficos, pero nos queda una labor igual de importante o más: almacenar y conservar todos nuestros archivos. Pero Miguel, me dirás, ya lo tengo todo guardado en mi ordenador, no me hace falta. Error. Si el único sitio donde guardas tus trabajos es tu ordenador, estas invitando al desastre.

Los discos duros se estropean, los portátiles pueden extraviarse o ser usados por alguien descuidado que borra lo que no debe y tú mismo eres humano; no serás el primero ni el último que cierra el procesador de textos sin haber guardado los últimos cambios. Definitivamente, tu ordenador no es lo bastante seguro, por mucho que te empeñes. Por eso, debes usar herramientas de almacenaje en la nube, y te ofrezco cuatro razones:

  • No te va a costar un euro. Para un escritor independiente, las cuentas gratuitas de los servicios de almacenamiento en la nube son más que suficiente. Si llegas a exceder la capacidad de las cuentas gratuitas es porque tendrás mayores necesidades y eso solo ocurrirá cuando ya puedas vivir de lo que escribes.
  • Son mucho más seguras que tu ordenador. Es más fácil que se queme tu disco duro a que tus archivos desaparezcan de la nube. Estamos hablando de grandes empresas cuyo trabajo es almacenar archivos, usando servidores especializados y preparados para aguantar cualquier cosa por debajo del apocalipsis zombie.
  • Puedes acceder a tus archivos desde cualquier parte. Gracias a eso, tu novela está siempre a un clic de distancia y puedes trabajar en ella dónde te encuentres. Ni siquiera tienes que limitarte a los ordenadores personales, tu tableta o tu smartphone también sirven para apuntar esa idea de última hora o, si tienes gadgets como un teclado bluetooth, escribir directamente en tu libro.
  • Compartir tus archivos es muy sencillo. Además de para guardar todos tus documentos e imágenes, los diferentes servicios de almacenamiento en la nube ofrecen todo lo que necesitas para compartir tus archivos, bien de forma directa o en tus redes sociales. Por ejemplo, yo tengo Un Frescor Inconfundible disponible de manera permanente para los suscriptores de la lista de avisos en uno de estos servicios.

Hay muchas más razones para usar servicios de almacenaje en la nube, pero con estos cuatro puntos creo que te habrás hecho una idea. Ahora vamos a pasar a la práctica, con el uso que hago de algunos de los servicios de almacenaje en la nube más populares. Vamos a ver cómo Flickr y Dropbox me ayudan en mi carrera de escritor independiente.

El mayor archivo de fotografía del mundo

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Comencé a usar Flickr para mi otro hogar digital, y hace más de tres años que lo uso tanto para guardar fotografías como para buscar imágenes que ilustren mis entradas. Con una cuenta gratuita de Flickr conseguirás un terabyte de capacidad para alojar tus imágenes, que luego podrás usar en las entradas de tu blog o en cualquier página web. Además, también puedes crear álbumes en los que agrupar tus imágenes, como puede ser éste donde tengo todas mis portadas.

Flickr te permite compartir tus imágenes de forma sencilla y rápida, usando la licencia Creative Commons que consideres conveniente. También puedes reservar todos los derechos de tus fotografías para que nadie las use e incluso evitar que aparezcan en las búsquedas públicas, convirtiendo Flickr en un disco duro para tus fotografías en la nube con un tera de capacidad. ¿No está nada mal, verdad?

La mayor ventaja que le veo a Flickr es poder aligerar tu página web. Si subes todas las imágenes de tu web a tu hosting de WordPress —y te interesa tener muchas imágenes, los lectores lo agradecen—, terminarás ocupando cada vez más espacio y eso puede repercutir en el precio de tu servicio de hosting y el tamaño de tus copias de seguridad. Utilizar un servicio externo como Flickr hará que te despreocupes de esos aspectos.

Dropbox, tu archivo automático

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El otro servicio que te recomiendo para almacenar tus archivos en la nube es uno de los más populares en la red: Dropbox. Una vez que te hagas la cuenta gratuita, tendrás 2 gigabytes de capacidad que puedes ampliar hasta los 18 gigas a través de invitaciones a tus amigos, entre otras cosas. Con eso, tendrás espacio suficiente para todas las necesidades que puedas tener como editorial unipersonal.

Te recomiendo que instales Dropbox en tu ordenador. De esta forma, se creará una carpeta llamada Dropbox en tu pc, donde podrás poner y quitar archivos como cualquier otra carpeta y los subirá automáticamente a la nube, sin que tengas que ocuparte de nada. Por ejemplo, en la captura de pantalla de arriba, puedes ver mi carpeta de Programas, en la que tengo los archivos de instalación de los programas que estamos viendo en esta serie, entre otros. De esta forma, cuando tengo que trabajar en un ordenador nuevo, solo tengo que conectarme a Dropbox y bajar e instalar los programas que necesito.

Pero la mayor utilidad de Dropbox es para hacer copias de seguridad. Como Dropbox actualiza en segundo plano, basta con crear una carpeta dedicada dentro de la raíz de Dropbox y que Scrivener y GIMP usen esa carpeta por defecto para guardar los archivos. Scrivener ya hace copia de seguridad cada poco tiempo y si a eso añadimos la actualización constante de Dropbox, jamás volveremos a preocuparnos de perder un archivo.

El tercero en discordia, Box

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En lo que se refiere a copias de seguridad hay una frase que no recuerdo dónde leí, pero que tengo siempre presente y tú también deberías: Si no hay redundancia, no es una copia de seguridad. Así que, aunque Flickr y Dropbox sean mis herramientas principales de almacenaje y backup, tengo otra para cumplir con el principio de redundancia y asegurarme de no perder nunca un archivo y es Box.

Mi uso de Box es más esporádico, y me limito a subir copias de seguridad de los archivos que ya tengo en Dropbox, una vez comprimidos para manejarlos más fácilmente. Gracias a una promoción que hicieron hace tiempo para los que instalamos el cliente de Box en Android, tengo 50 gigas de capacidad y ahí voy almacenando todos los archivos digitales que puedo necesitar. Por usar una metáfora sencilla, uso Dropbox como la estantería donde guardo todo lo que necesito en el corto plazo y Box como el trastero más grande donde almaceno todo lo que creo que pueda volver a necesitar en el futuro.

Hay muchas más opciones para almacenar archivos: Google Drive, OneDrive, Mega, Ubuntu One, Mediafire… Cualquiera de ellos te servirá para guardar y compartir tus archivos en la nube. La elección final es tuya.

Espero que esta entrada te haya sido de utilidad. Por motivos vacacionales, no habrá entrada la semana que viene, así que te emplazo al 27 de abril para la siguiente entrega de Cómo autopublicar tu libro, en la que hablaremos de un programa que te va a solucionar muchas necesidades en tu camino como escritor independiente: Calibre. ¡Hasta la próxima entrega!

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