Conseguir la imagen perfecta para tu portada es solo el principio del trabajo. Una vez que la tienes, debes usar una fuente tipográfica adecuada y para ello debes tener —o adquirir—unos mínimos conocimientos sobre tipografía. Si crees que no los necesitas y que cualquier tipo de letra vale para tu cubierta, estás muy equivocado: elegir la fuente correcta puede suponer la diferencia entre una portada que sea atrayente y una que no. Recuerda que la función primordial de tu cubierta es llamar la atención del lector y para ello, el tipo de letra es tan importante como la imagen, a veces más. Recuerda el ejemplo que puse al principio de esta sección:

¿Cuál de los dos tipos de letra transmite que es un título de ciencia ficción?
Voy a repetirlo una vez más para que te quede bien claro. La fuente tipográfica que elijas es tan importante o más que la imagen para una cubierta efectiva. Si no lo tienes en cuenta nunca conseguirás que tu portada sea buena, y mucho menos que llame la atención del lector. Pensar otra cosa es engañarte.
Conceptos básicos
A lo largo de esta entrada vas a leer muchas veces las palabras tipografía, fuente, fuente tipográfica y tipo de letra, por lo que es necesario que conozcas su significado. Para abreviar, tipografía es el estudio y clasificación de las distintas fuentes tipográficas; tipo de letra es es una fuente tipográfica con un cuerpo y un estilo determinados; fuente es un anglicismo bastante aceptado en nuestra lengua para referirse al tipo de letra, pero yo prefiero usar fuente tipográfica. Por metonimía, también puede usarse tipografía para hablar de un tipo de letra.
Como ves, no hay una terminología unificada, así que puedes usar indistintamente tipografía, fuente tipográfica o tipo de letra para referirte al conjunto de caracteres que comparten un mismo diseño e incluyen todos los elementos necesarios para escribir un texto. Por último, una familia tipográfica es un conjunto de fuentes que comparten características comunes, como que intenten imitar la escritura manuscrita o que tengan remate o serifa.
Este último concepto, el de remate o serifa es importante que te quede claro, porque es muy común hablar de tipos letra con serifa y sin serifa (sans-serif o también llamados de palo seco). Un ejemplo de tipo de letra con serifa es Times New Roman y otro sin serifa es la Arial, como puedes ver en la imagen inferior. Fíjate en los remates de la Times New Roman y la ausencia de ellos en la Arial. Eso es lo que diferencia esas familias y es la distinción más común que te vas a encontrar.
Con estos conocimientos básicos, podrás comenzar a manejarte en el mundo de la tipografía. Si quieres ampliar conocimientos, puedes consultar páginas como Unos tipos duros, Don Serifa o la sección sobre tipografía de Anónimo con nombre. También puedes buscar un manual sobre tipografía en tu librería preferida: tanto el de John Kane como el de Martín Montesinos pueden servirte para conseguir una buena base sobre la que seguir estudiando.
Cómo elegir la fuente tipográfica adecuada
Después de este cursillo acelerado de conceptos tipográficos, vamos a entrar en harina. Para poder elegir una tipografía adecuada a tu novela, debes tener muy claro el género al que pertenece; hay fuentes tipográficas apropiadas para novelas de ciencia ficción pero que no sirven para una novela romántica. Al igual que con la imagen de portada, hay que respetar las convenciones del género, al menos al principio; una vez que tengas más experiencia, podrás experimentar a tu antojo.
En este aspecto y para que veas cómo hay tipografías específicas para cada genero, voy a mandarte a esta excelente entrada de Creative Indie, en la que Derek Murphy te muestra 300 fuentes tipográficas divididas por géneros. Como toda selección, es subjetiva, pero es un excelente punto de partida para que empieces a distinguir fuentes tipográficas solo con mirarlas. En esta galería, puedes ver las 300 tipografías; en Creative Indie, podrás verlas a mayor tamaño.
Dónde conseguir fuentes tipográficas gratuitas
Cómo has podido ver, existen infinidad de tipografías, algunas de ellas de gran belleza. Todas ellas son fruto del trabajo de un diseñador, por lo que cuestan dinero. Si la tipografía que necesitas es de pago, plantéate hacer la inversión y comprarla; con ello, nunca tendrás que preocuparte por hacer un uso no autorizado y habrás añadido una nueva flecha a tu carcaj de recursos de diseño.
Pero si no quieres gastar dinero, hay dos sitios donde puedes encontrar tipos de letra gratuitos que pueden servir para tus portadas. El primero de ellos es Google Fonts, donde hallarás cientos de fuentes que puedes usar sin restricción alguna para cualquier uso. En este enlace puedes ver las razones por las que Google ha emprendido este proyecto.
El otro sitio web de referencia para conseguir fuentes tipográficas gratis es Font Squirrel. En esta página podrás encontrar casi un millar de tipos de letra de todos los estilos posibles y podrás descargarlos sin coste alguno, aunque en algunos casos te envía a otra página para la descarga de la fuente. Personalmente, me gusta más que Google Fonts, y es el sitio en el que encontré las tipografías que he usado en mis cubiertas.
Con estos dos sitios, podrás encontrar una fuente tipográfica que se ajuste a tus necesidades. Ahora, vamos a ver qué hacer con ella.
Nociones generales de diseño
Como las personas, cada portada es un mundo aparte y lo que funciona en unas no tiene por qué funcionar en otras. No existe una regla infalible para conseguir una cubierta atractiva, sino que tendrás que decidir en cada caso qué funciona y qué no. Por eso, no voy a darte un manual sino unas normas básicas para evitar que tu portada se convierta en un engendro.
Lo primero que tienes que tener claro es la cantidad de texto que vas a poner en la cubierta de tu libro: ¿vas a poner solo el título y tu nombre? ¿Es parte de una serie? ¿Vas a poner alguna frase más, como una crítica o una cita del libro? Debes saberlo para poder distribuir el texto en la portada con criterio. Demasiado texto y tendrás un pegote que no interesará a nadie, demasiado poco —o mal puesto el que hay— y parecerá que no te has preocupado por la portada. Debes encontrar un equilibrio.
Pero como decía antes, no hay nada absoluto. Un título gigantesco como El abuelo que saltó por la ventana y se largó puede ser un castigo, pero también una oportunidad para conseguir un diseño que llame la atención, como puedes ver aquí. De la misma forma, un título corto como Rayuela puede ser una losa o justo lo que necesitas para lograr una portada como esta. Si hay imaginación y buenas ideas, la cantidad de texto no es un problema.
Tampoco debes olvidar que tu portada es imagen y texto, así que no hagas que el texto se pelee con la imagen y viceversa. Si tapas con el título la cabeza del personaje que tienes en la imagen, esta no servirá para nada. Lo mismo ocurre si encajas a la fuerza todo tu texto en el pequeño espacio libre que te deja la imagen. Tienes que equilibrar ambos y que formen un todo unificado.
Usa tu sentido común y estudia las portadas de los libros que veas. ¿Por qué unas te gustan y otras no? ¿Qué te llama la atención en las que te gustan? Buscando las respuestas a estas preguntas podrás entender qué hace funcionar una portada y, al fin y al cabo, es lo que estamos buscando.
Un último consejo: si vas a usar varias fuentes tipográficas, la contención es una virtud así que no te excedas. Usar cuatro tipografías distintas en una cubierta no hará que sea mejor, al contrario; será como si escribieses la palabra AFICIONADO en letras gigantes. Seguro que hay casos de buenas portadas que usan muchos tipos de letras diferentes y funciona, pero su autor es un diseñador profesional. No intentes pasarte de listo, con una fuente para el título y otra para tu nombre es más que suficiente; si tienes más elementos, prueba a usar alguna de las tipografías que ya aparecen en la cubierta antes de meter una nueva. En el 99% de los casos, bastará.
Sobre este asunto seguiremos hablando en la próxima entrega de la serie, en la que voy a decirte qué fuentes tipográficas han sido sobreexplotadas, o directamente no valen para hacer cubiertas, por lo que debes huir de ellas como de la peste.
Hasta entonces, ¡feliz escritura!
Como siempre, Miguel Ángel, una entrada muy, muy interesante y con un montón de información valiosa. Me has abierto un mundo con el tal Derek Murphy. Gracias mil 🙂
Saludoooosss
No hay de qué, Ana. Estas entradas son precisamente para eso, para compartir información y que todos los autores autoeditados puedan publicar sus libros con un acabado profesional. Solo de esa manera podremos quitar el estigma de la autopublicación, y estudiar lo que hacen tipos como Derek Murphy es un paso necesario. ¡Salu2!