Supondré que has seguido las indicaciones de las anteriores entradas, y has conseguido una buena imagen para tu portada y que te has preocupado por seleccionar una tipografía adecuada. Después, has creado tu cubierta conjugando estos dos elementos y has quedado feliz con el resultado. ¿Y ahora qué?
Para empezar, debes guardar tu trabajo en bruto. Si estás usando el GIMP, será en formato XCF; si estás usando photoshop, será en formato PSD. Guarda ese archivo como oro en paño, porque si cometes el error de pensar que con una imagen en JPG puedes reconstruir tu cubierta cuando quieras, estás muy equivocado. A no ser que seas un profesional de estos programas de retoque, va a ser muy difícil que te quede igual y si eres un profesional, sabrás entender la sabiduría de ese consejo.
Guardando el archivo original de tu cubierta, con todas las diferentes capas a disposición para poder manipularlas, te permite hacer variaciones sobre la misma y crear imágenes nuevas para redes sociales, bien sea para Twitter, Facebook o Google+. Para ello, te bastará con rescatar ese archivo y trabajar sobre él moviendo y alterando los elementos tipográficos hasta conseguir el efecto que deseas. Normalmente, te limitarás a ajustar el tamaño de la imagen para adecuarlo a la red que te interesa, pero a veces querrás conseguir otros efectos, como solo destacar un elemento de la imagen y mover el título a otro lado. Por eso debes trabajar siempre con el archivo original.
El tamaño importa
En el caso de la portada de la edición electrónica de tu libro, no debes complicarte buscando guardar una imagen de alta resolución, al contrario. Para un ebook, te interesa una imagen con el menor peso posible. Para ello, basta con que reduzcas las medidas poniendo el alto a una cifra entre 1000 y 1200 píxeles y el ancho que te lo calcule automáticamente el programa. Después, guárdalo como un JPG de menor calidad sin bajar la resolución y así conseguirás un archivo de menos de 100 kb, ideal para poder usar como la cubierta de tu edición electrónica.
¿Por qué debes preocuparte por conseguir un archivo que pese poco? En primer lugar, porque siempre es mejor que los archivos ocupen el menor espacio posible. De esta forma harás que tus lectores tarden menos en descargarse el libro. En segundo lugar, y mucho más importante, porque Amazon te cobra por los gastos de envío cuando optas al régimen de regalías del 70%; son 0,12 céntimos por cada mega, pero es dinero que estás perdiendo por no hacer las cosas bien. Y si quieres trabajar como escritor vas a tener que optar a ese régimen, porque con libros a 0,99 es muy difícil ganarse la vida.
Te pondré un ejemplo. Imagina que tu libro sin portada ocupa 600 kb, para una extensión normal de unas 80.000 palabras. Si no tratas bien tu portada, te encontrarás con un archivo de 471 kb, que con la conversión que hace Amazon se te queda en un archivo de 1,4 mb. Con eso, tendrás que pagar 17 céntimos de gastos de envío en cada archivo que se cobran antes de calcular tu porcentaje. Para resumir, si pones un precio de 2,90 para que el Precio de Venta al Público o PVP sea de 2,99, tu porcentaje se calculará sobre 2,73 euros.
Estas cifras son reales, corresponden a la primera versión que subí de Traición en el Gran Consejo. Si no hubiera corregido la imagen, me llevaría 1,90 euros de cada ejemplar. Después de corregir el tamaño de la portada, mi beneficio es de 1,98. Si piensas que no merece tanto trabajo por ocho céntimos, haz números; son ocho euros cada cien ejemplares u ochenta cada mil. Es poco, pero es mi dinero y no tengo por qué perderlo. Por eso, cuando veas libros de cinco megas o más, que los hay, piensa que sus autores están perdiendo más de sesenta céntimos por cada venta y si el PVP de tu libro es de tres euros, eso es mucho.
La portada de tu libro impreso
A todo esto tienes que sumar la portada de tu libro impreso. Si eres como yo, no tendrás ninguna prisa en sacar la copia en papel pero es algo que debes hacer tarde o temprano, aunque sea solamente por tener entre tus manos el fruto de tu trabajo. Después de varios meses, ya me he puesto manos a la obra y espero recibir pronto el resultado final. En una futura entrada de esta serie, desarrollaré el método para publicar con Createspace, pero ahora quiero centrarme en la cubierta.
Como ves, ahora además de por la portada, debes preocuparte del diseño del lomo y de la contraportada. Para hacer tu portada impresa, primero necesitas haber subido a Createspace un archivo word o PDF con las páginas interiores de tu libro. En esta página puedes crear una plantilla para tu portada, especificando el número de páginas, tamaño del libro y tipo de papel, entre otras características. Con ello, conseguirás un archivo zip con una plantilla para el libro en formato PDF y PNG, como esta, que una vez has depurado, quedará así.
Como ves, he seguido la plantilla fielmente. Coloqué la imagen de mi cubierta en la parte correspondiente a la portada y después rescaté los elementos tipográficos del archivo original, para insertarlos en la imagen. El texto del lomo lo escribí de nuevo, prescindiendo de cualquier efecto y dejando las letras blancas sobre el fondo, cuyo color elegí de la imagen de portada con la herramienta correspondiente del GIMP. Luego simplemente lo volteé para que quedara vertical y escribí el texto de la contraportada, usando como base la descripción que tengo en mi web. Finalmente, creé un pequeño logo para el lomo, que pretendo usar en el resto de mis libros para dar una imagen de colección.
Esto ha sido una descripción rápida del proceso; más adelante explicaré el proceso de publicación en Createspace en una entrada dedicada exclusivamente a ello. Pero si tienes alguna duda y no puedes esperar, puedes consultármela en los comentarios.
Y con esto, doy por terminada la tercera parte de Cómo autopublicar tu libro, dedicada a las portadas. En la próxima entrega, comenzaré la cuarta parte, en la que vamos a hablar de otras cosas que necesitas saber antes de publicar tu libro: propiedad intelectual, ISBN, cómo hacer un buen blurb, las categorías, la web de tu libro… Muchas cosas que hay que tener en cuenta y que comenzaremos a examinar dentro de quince días.
Hasta entonces, ¡feliz escritura!