Como escritor independiente, uno de los signos de que te lo estás tomando en serio es crear un plan de negocio para tu carrera. Ni siquiera hace falta que sea un plan detallado, pero tener uno es lo que distingue a los profesionales (y a los aspirantes a profesionales) de los aficionados, por razones como estas:
- Publicar tu libro a ver qué pasa no es un plan de negocio.
- Escribir cuando te apetece no forma parte de un plan de negocio.
- La suerte no puede ser la base de un plan de negocio.
Existen muchos artículos sobre cómo crear un plan de negocio, y muchos de ellos están centrados en los escritores independientes. Te invito a que investigues en la red y tomes aquello que creas que puede servirte. Para este artículo, yo considero el plan de negocio como la lista (más o menos completa) de cosas que tienes pensado hacer para llegar desde el punto en el que estás al punto en el que quieres estar.
En mi caso, mi plan de negocio ha sufrido innumerables cambios. Puedes verlos cada trimestre en mis balances de objetivos, o cada mes en mis balances mensuales. Y los informes de ventas que hago cada trimestre también influyen en mi plan de negocio y las decisiones que tomo para mi carrera, como hacerme exclusivo con Amazon.
Pero si has llegado hasta aquí es porque quieres saber cómo hacer un plan de negocio.
Lo primero que debes tener en cuenta es que todo lo que incluyas en el plan de negocio lo haces como Empresario, no como Escritor. Y si no conoces mi teoría de la Triple E, te invito a que repases una de las primeras entradas que escribí en esta bitácora, haciendo clic aquí.
Como Escritor, debes preocuparte de escribir el mejor libro que puedas. Y solo cuando lo has escrito, debes incluirlo en tu plan de negocio. Sí, puedes hacer una previsión de lo que vas a escribir y los títulos que quieres tener listos en determinado periodo de tiempo para comenzar con tu plan de negocio. Pero mi consejo es que no lo hagas y que incluyas solo los títulos que ya estén terminados. Necesitas trabajar con certezas y no con probabilidades.
Por tanto, el único aspecto de tu yo Escritor que debes incluir en tu plan de negocio son las horas que escribes o las palabras que escribes cada día, cada semana o cada mes, dependiendo de tus objetivos y la disciplina que te marques.
Si te pones como objetivo escribir 500 palabras al día de lunes a viernes y lo haces durante un año completo, terminarás con una novela de 120.000 palabras, el equivalente a uno o dos libros al año. Si resulta que eres un fanático y decides —¡cáspita!— hacerlo también los fines de semana, terminaras con una producción anual de más de 180.000 palabras, cantidad que da para uno, dos o tres libros dependiendo de las convenciones de tu género. Y eso solo escribiendo 500 palabras al día. Dios no quiera que decidas aumentar a 750 o —glups— 1.000 palabras al día. Las matemáticas no mienten.
En cualquier caso, nunca incluyas un libro en tu plan de negocio hasta que esté terminado. Una vez que hayas acabado con el primer borrador, podrás reservar tiempo en el plan para el proceso de edición. Lo ideal es que establezcas plazos razonables, al fin y al cabo, las prisas nunca son buenas consejeras. Tampoco te olvides de todo lo que conlleva el proceso de edición: las diferentes correcciones del libro, cuya cantidad y tipo dependerán de la decisión de cada escritor; el proceso de creación de la portada; la redacción de la sinopsis; el registro en plataformas como SafeCreative; crear páginas para el libro en tu web y en redes como Goodreads… Terminar el libro es solo el principio de tu trabajo.
Cuando hayas establecido los plazos de edición, podrás decidir la fecha de lanzamiento del libro, y si lo pones o no en preventa. De nuevo, esto es una decisión personal de cada uno y tú verás si te compensa o no. De todas formas, por mi experiencia lo mejor es publicarlo en cuanto esté listo. Posponer la publicación de un libro por cualquier razón es perder días en los que puede estar a la venta y conseguirte nuevos lectores.
Una vez que hayas decidido la fecha de publicación, tienes que decidir tus siguientes acciones. ¿En qué momento vas a notificar a tu lista de correo? ¿Cómo, cuándo y en qué redes sociales quieres anunciarlo? ¿Vas a hacer una presentación? ¿Tienes pensado regalar ejemplares de cortesía a alguna publicación para conseguir reseñas? ¿Vas a gastar dinero en publicidad? Si es así ¿cuánto y qué tipo de publicidad?
Como puedes ver, no son preguntas menores y debes tenerlas todas en cuenta en tu plan de negocio. Mi consejo a este respecto es que repartas las acciones relativas al lanzamiento a lo largo de varios meses. Concentrarlo todo en unas pocas fechas para subir como un cohete al primer puesto de las listas solo hará que tu caída sea igual de rápida. Estudia el algoritmo y úsalo a tu favor. Aprovecha el impulso que todo libro nuevo tiene en los primeros meses y observa cómo se extiende al resto de tu catálogo. Y si no tienes más libros en tu catálogo, empieza a escribirlos ahora mismo. El mejor marketing para tu libro siempre será escribir el siguiente.
Bueno, han sido una serie de ideas un poquito embarulladas para crear un plan de negocio, pero creo que te habrás hecho a la idea. Y si te interesa que hable más del tema, ya sabes, comentario al canto.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Helloquence en Unsplash
Hola! Creo que todavía no me sirve, porque de momento escribo sólo cuando me apetece, sin plan alguno. Aunque a lo tonto tengo ya un par de cosillas terminadas y otra en proceso xD aún así, muy interesante y me encantaría que hablaras más del tema. Un abrazo!
Pues con eso que tienes ya has escrito más que la mayoría de aspirantes a escritor que puedes encontrar por ahí, Raquel. Otra cosa es que quieras, porque el primer elemento para decidir hacer un plan de negocio es que hayas decidido perseguir ese objetivo. Y sí, creo que volveré a hablar sobre el tema. ¡Un abrazo!
Hola Miguel Ángel. Muy interesante el artículo. Yo a mis alumnos de escritura creativa les digo que primero tienen que averiguar si les encanta escribir, y luego, si quieren vivir de ello, se lo tienen que tomar como un trabajo para ganar dinero, de lo contrario no lo lograrán. Me dan que muchos no me creen y se piensan que una gran editorial les volverán estrellas con una única novela, o que poner a la venta un libro en Amazon les hará ricos…
Un abrazo.
Sí, Carlos,desde fuera el oficio de escritor tiene ese halo de genialidad y dinero que luego desde dentro cuesta mucho encontrar. El problema que tienen esos alumnos es que solo se centran en los casos extremos de éxito como J.K.Rowling o Andy Weir, y no tienen en cuenta a todos los otros cientos de escritores que se ganan la vida con sus libros pero nunca salen en las noticias. ¡Un abrazo!
Abusando un poco del concepto, puede ser útil pensar el plan de negocio de un escritor con una analogía con un plan de pensiones.
– Ahorro (=escribo) un poco cada mes, más o menos según la capacidad de ahorro (=escritura) de cada uno, pero con constancia y de forma sostenida en el tiempo.
– Al principio la cosa es dura y los resultados no se ven, pero al cabo de un par de años uno echa la vista atrás y ve unos ahorros (=un libro publicado)
– Sigues en ello y llega un momento en el que tienes un buen colchón (=un catálogo de libros publicados) que te permiten jubilarte para dedicarte a lo que quieras (=escribir y leer, por supuesto) sin depender ya de tener un trabajo, porque puedes vivir de tu plan de pensiones (=de tus libros publicados).
Esto responde al concepto de «carrera de fondo», un plan de negocio nos tienta a pensar en un horizonte de 5 años, pero uno de pensiones se plantea en varias décadas.
Con una diferencia fundamental: escribir es mucho más divertido que ahorrar.
Es una analogía muy acertada. Al fin y al cabo, de siempre los libros han sido una de las fuentes por excelencia de ingresos pasivos: los escribes una vez e, idealmente, te dan ingresos durante toda la vida. Y de la misma forma, por continuar con la analogía, la razón por la que tanta gente no escribe es la misma por la que tanta gente no se preocupa de su futura pensión más allá de lo que cotiza a la SS. Todos podemos hacer más ahora de cara al futuro, pero ninguno (o casi ninguno) nos preocupamos.
¡Un abrazo, Joseto, y muchas gracias por la visita y el comentario!