Es normal que quieras potenciar tus puntos fuertes. Sea por talento natural o predisposición innata, todos somos mejores en algunas cosas que en otras y tendemos a concentrarnos en nuestras fortalezas.
Mejor ser excelente en algo que no estar en la media, ¿no?
El problema es que si solo te concentras en tus fortalezas, te especializas y la especialización es para los insectos.
Es más, si solo te dedicas a tus puntos fuertes estás creando una zona de confort muy pequeña de la que luego te va a costar mucho salir.
Todos conocemos nuestros puntos débiles, aquellos en los que flaqueamos, aspectos que no nos gustan y tareas que odiamos hacer.
Si te concentras en compensar y superar tus debilidades, tu crecimiento como escritor y como persona va a ser mucho mayor que si te limitas a potenciar tus fortalezas.
Que seas bueno, incluso excelente, en un aspecto es genial. Pero si eres bueno en varios es mucho mejor.
En cada historia deberías usar todo tu arsenal de trucos para enganchar al lector y que no deje de pasar páginas. Si solo tienes uno o dos que dominas realmente, terminarás siendo predecible. Y lo predecible es aburrido.
Y ya sabes lo que pasa si el lector se aburre.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Daniel Apodaca en Unsplash