¡Bienvenido a la vida en directo de un escritor novel!

Bueno, la verdad es que no es para tanto, pero después del comentario de Enrique de hace unos días en el que decía que esta bitácora era como un reality show de escritores, no he podido resistirme a comenzar esta locura con cierto tono publicitario.

Por si no leíste la entrada del pasado viernes, la locura a la que me refiero es publicar al menos una entrada diaria durante los próximos cuarenta días. Este blog no solo va a estar abierto en vacaciones, sino que va a estar hiperactivo. Los motivos los expliqué en esa entrada, pero la razón última ha sido porque me apetecía y para darme un impulso adicional en la escritura de ficción. Porque tengo un libro que escribir y contarlo en directo es una manera de obligarme a hacerlo.

Reconozco que esta primera entrada puede resultar un poco confusa. Seguramente necesite unos cuantos días hasta encontrar la voz y el tono adecuados para esta locura, así que ten paciencia conmigo si desvarío mucho.

El libro que estoy escribiendo se llama La Guerra del Ayer y es el cuarto volumen —y espero que último— de mi saga de space opera La amenaza treyana. El anterior libro de la serie, Prisioneros del Futuro, terminó siendo un peazo libro de más de 160.000 palabras y mi objetivo con este es no superar ese límite, o al menos no superarlo en mucho. Para eso, he hecho una planificación bastante más estricta que con cualquiera de mis otras novelas y espero que ese trabajo dé sus frutos en los próximos meses.

Supongo que estarás esperando que te cuente cómo ha ido hoy la escritura. Bueno, técnicamente no puedo ya que esta entrada del lunes 24 la terminé de escribir el domingo, así que solo puedo contarte cómo me fue ayer.

La verdad es que fue un día un poco extraño, porque aunque sabía que tenía que escribir, no me puse con ello hasta tarde, después de disfrutar con la familia y mis animales. Con todo, fue un día fructífero en el que pude dar comienzo a la nueva (y espero definitiva) versión de La Guerra del Ayer. Poco más de mil palabras en hora y media, pero teniendo en cuenta que los principios me cuestan, me doy más que satisfecho. Después me dediqué a escribir y programar esta entrada.

La verdad, tampoco hay mucho más que contar, salvo avanzarte que mañana no habrá una, sino dos entradas. Además de la entrada correspondiente de Confesiones de un escritor, publicaré mi segundo informe de ventas, un informe trimestral en el que comparto datos de ventas y los comento en voz alta. Es otra forma de confesión, pero no la voy a incluir dentro de esta serie sino que la publico aparte. Así podré enlazar mejor esos datos en el futuro y no se mezclarán tanto los temas.

Esto será habitual durante los cuarenta días de este experimento. Además de la entrada habitual de Confesiones, en algunas ocasiones publicaré una entrada adiciona con temas de interés, como son los balances mensuales, o las entradas del Manual de Scrivener, por poner dos ejemplos. Vamos, que en estos días voy a publicar más de lo que hacen otras bitácoras en un año.

Y ahora te dejo, que para la primera entrada no ha estado mal. Mañana, más.

¡Feliz escritura!

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Domingo 23 de julio de 2017

Días seguidos publicando en el blog: 1

Días seguidos escribiendo ficción: 1

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Imagen: Ilya Ilyukhin vía Unsplash.