Este sábado ha habido trabajo callado de escritura. Ando por casa de mi cuñada junto con toda la familia para celebrar el cumpleaños de mi suegra, pero he logrado sacar un rato para afinar la cronología de La Guerra del Ayer, hacer un esquema del proyecto secreto en el que empezaré a trabajar a partir del lunes, y garabatear en una hoja mis ideas para la escritura y para las próximas entradas de esta bitácora.

Sí, esa es mi letra
También he podido responder los últimos comentarios del blog, incluido uno muy interesante de Héctor a la entrada del diario de ayer, en la que apunta algo que es muy cierto. Las entradas de este experimento no son todos para los públicos, en el sentido de que no aportan lo mismo que las entradas que publicaba antes. Son más cortas, con información que no tiene que interesar a todo el mundo y a veces se limita a un par de líneas cuando tengo que hacer algo rápido para no romper la racha.
Pero la cuestión es que las escribo para mí. Como ya dije al principio de este experimento, el blog iba a convertirse en una especie de diario, y los diarios no tienen porque interesar a nadie más que al que los escribe. Si alguien disfruta leyendo estas entradas, lo agradezco, sin embargo no las escribo para gustar a nadie. Las escribo para plasmar mis pensamientos y como un reto personal, ni más ni menos. Habrá otras entradas durante el experimento que sí sean como las que publicaba antes, pero estas confesiones van a seguir hasta el final.
Ahora os dejo, que tengo celebración familiar. ¡Feliz escritura!
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Sábado 5 de agosto de 2017
Días seguidos publicando en el blog: 14
Días seguidos escribiendo ficción: 0. Mejor racha: 2
Días seguidos por encima de mil palabras: 0. Mejor racha: 2
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Imagen: Ilya Ilyukhin vía Unsplash.