Lo conseguí.
Cuarenta días después del inicio de este reto, aquí está la entrada que cierra el ciclo. Me propuse escribir cuarenta entradas diarias durante cuarenta días por una serie de razones que expliqué en su momento. Aunque la escritura de ficción no ha llegado a los niveles que me gustaría, he mejorado bastante y he logrado terminar otro proyecto, el famoso proyecto secreto del que no puedo contarte nada (por vergüenza ajena, sobre todo). No ha sido mi mejor mes, ni mucho menos, pero he mejorado bastante con respecto a los anteriores y he roto la tendencia derrotista en la que estaba, o al menos eso espero.
La verdad es que el reto no me ha resultado tan difícil como pensé en un principio. Una de las claves es que escribir en esta bitácora ha dejado de ser un acontecimiento para ser una costumbre. Antes, cada entrada era algo especial; ahora, es solo una entrada más, por lo que no me preocupa si son entradas telegráficas, como varias de las que he ido publicando durante estos cuarenta días.
De hecho, hay un paralelismo muy jugoso con la importancia de tu catálogo si eres escritor. Cuando tienes pocos libros, los tratas como un acontecimiento y das todo por ellos, pero cuando tienes muchos libros, dejas de hacerlo y pasan a ser un libro más, ni mejor ni peor que los anteriores.
Lo que intento decir es que cuando te planteas un reto como este de escribir cuarenta días seguidos en un blog, no puedes esperar que los cuarenta días escribas entradas de gran extensión y contenidos novedosos. De hecho, si lo hubiese logrado estoy seguro de que al final habría terminado siendo hasta aburrido. Porque las entradas cortas y telegráficas sirven para valorar aquellas en las que me explayo más. Al igual que en la vida real, cuando comes caviar todos los días, terminas aburriéndote. Esto es lo mismo.
Por supuesto, ahora queda la pregunta que imagino todos tienen en mente: ¿qué pasará ahora?
Mentiría si dijera que lo he estado pensando mucho tiempo, porque la verdad es que desde un principio tenía planeado seguir, así que voy a hacerlo oficial. Voy a aumentar la duración de este reto hasta los cien días. Primero, porque cuarenta me ha sabido a poco y segundo porque gracias a este loco desafío, he notado el cariño de los lectores de esta bitácora a través de sus comentarios aquí y en redes sociales. De manera muy legítima, hay gente a quien no le interesan estas confesiones y son muy libres de visitar otros blogs que sean de su agrado.
Aquí, al menos durante otros sesenta días, ya saben lo que les espera.
O no, porque no voy a seguir con el mismo estilo de este último mes y pico. Pero eso lo contaré mañana, o puede que no, pues nos ha surgido una emergencia médica en la familia (una apendicitis, no es nada mortal, no te preocupes) y estoy terminando esta entrada en la sala de espera de urgencias y está noche voy a dormir poco o nada. Así que mañana puede que haya entrada normal o una telegráfica, depende de cómo vaya el día.
Mañana veremos. Hasta entonces, ¡feliz escritura!
—————————
Jueves, 31 de agosto de 2017
Días seguidos publicando en el blog: ¡40!
Días seguidos escribiendo ficción: 0. Mejor racha: 3
Días seguidos por encima de mil palabras: 0. Mejor racha: 3
—————————
Imagen: Ilya Ilyukhin vía Unsplash.
¡Genial! 🙂 ¡Sesenta días más! Me has dado la buena noticia del día 🙂
Me anima mucho venir aquí cada día y leer lo que cuentas, incluso cuando las entradas son telegráficas, así que para mí es una gran noticia. 🙂
Ánimo con lo de la apendicitis y mis mejores deseos de recuperación para el paciente.
Ánimo con el nuevo trabajo.
Y, por supuesto, ánimo con «La guerra del Ayer».
¡Un abrazo!
Muchas gracias, Ana. Leer a alguien que se encuentra en nuestra misma situación anima mucho, así que no pares tampoco con tu diario, que también me anima leer tus cuitas y luchas diarias. ¡Un abrazo!