Como escritores, a veces podemos pecar de querer explicar demasiado.

(«A veces» suele ser la mayor parte del tiempo, por cierto).

Aunque te pueda parecer lo contrario, los lectores son tanto o más inteligentes que tú. No es necesario dárselo todo masticado.

Si estás hablando de una casa en el campo, no es necesario que la describas, a excepción de los aspectos que sean importantes para la trama. El lector tiene tanta o más imaginación que tú, puede rellenar los huecos sin problema.

De hecho, como los lectores son tanto o más listos que tú, son perfectamente capaces de encontrar todas las incongruencias y errores que hayas cometido en tus novelas. Que no son pocos, y lo sabes.

Confía en tus lectores. No los trates como si hubiera que llevarlos de la mano ni insultes su inteligencia.

Es el mejor modo de conseguir nuevos lectores y conservar a los que ya tienes.

Mañana, más. ¡Feliz escritura!

Imagen: Gaelle Marcel en Unsplash