Para enganchar al lector, debes pensar en la perspectiva de la historia.
Ojo, no me refiero a escribir en primera o tercera persona. Eso es técnica y está muy bien para los talleres literarios, pero no es una elección vital en la creación de una buena historia.
Con perspectiva me refiero a aquello en lo que se fija el lector. En otras palabras, al personaje o personajes con los que se identifica y que son la causa por la que sigue leyendo.
Cuando estás empezando, es fácil pensar que si tu historia es grande, con decenas de personajes y el destino del mundo y/o el universo en juego, los lectores aplaudirán y devorarán página tras página.
Y es cierto. Las novelas-río gustan mucho, pero solo si se cumplen dos condiciones.
Una es que sepas manejar esa cantidad de personajes y las expectativas de la historia, algo bastante más difícil de lo que parece.
La otra está relacionada con las perspectiva que mencionaba antes. Da igual lo épica que sea tu historia, a ningún lector le importará si no hay una historia humana a la que aferrarse y que le sirva como referencia en ese gran escenario.
La Guerra del Anillo es una gran historia, pero lo que de verdad engancha al lector es saber qué ocurre con Frodo.
Dale al lector historias más grandes que la vida, pero asegúrate de que hay un personaje por el que pueden preocuparse.
De lo contrario, estás escribiendo un documental. Y seguramente de los malos.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Daniel H. Tong en Unsplash