Si eres escritor independiente, llegará un momento en que necesitarás ayuda externa. Ya sea para elevar el nivel de tus escritos o el del envoltorio que los cubre, pero llega el momento en que no puedes hacerlo todo solo.

Sin embargo, hay un área en la que, casi desde un principio, necesitas ayuda externa: la promoción.

O no. Porque no olvides que la mejor herramienta de marketing para tu libro es escribir y publicar otro libro.

En cualquier caso, no es ninguna vergüenza utilizar ayuda externa en cualquiera de esos ámbitos. Solo debes comportarte como harías con cualquier otro servicio que quieras adquirir.

Buscas referencias, haces una prueba, y si funciona, pides más. Si los resultados no te satisfacen, adiós y gracias por venir.

Lo que nunca debes permitir es volverte dependiente de esas ayudas externas, sobre todo de las que no repercuten directamente en la calidad del producto que ofreces (tu libro, por si no te habías dado cuenta).

En otras palabras, si solo consigues resultados gracias a la promoción, algo va mal con tu carrera.

Para vender más no tienes necesariamente que invertir más, sino buscar lo que falla en tu producto y arreglarlo.

Si tu libro cumple con unos estándares de calidad internos y externos, tienes posibilidades de venderlo.

Si no es así, ni todo el dinero del mundo convencerá a los lectores.

Las ayudas externas pueden ser la escalera por la que asciendas al siguiente nivel en tu carrera, o arenas movedizas de las que no puedas salir.

Ten mucho cuidado. Siempre. Y no solo en la escritura.

Mañana, más. ¡Feliz escritura!

Imagen: Griffin Keller en Unsplash