Cuando publicas tu libro, pueden ocurrir dos cosas.

Una, que nadie lo compre. Más allá de tus amigos y familiares nadie te leerá, a pesar de todos tus esfuerzos. Cuando consigues una venta es todo un acontecimiento, pero no sabes cómo lo has hecho y por eso te centras en buscar nuevos lectores, gente que seguramente no ha oído hablar de tu libro. No pierdes nada por intentarlo ¿verdad?

Dos, que tu libro se venda. Por algún motivo —quizá la portada, quizá la sinopsis, quizá todo eso junto—, los lectores lo compran en mayor o menor cantidad y parecen disfrutarlo. Realmente, no sabes cómo lo has hecho, por lo que te centras en escribir el siguiente libro, intentando satisfacer a esos lectores que has conseguido con el primero. Mejor ir sobre seguro, ¿verdad?

Buscar nuevos lectores para ofrecerles el libro que ya tienes, o crear nuevas historias para satisfacer a los lectores que ya tienes.

Cualquiera de las dos opciones es válida, pero solo una es sostenible a largo plazo. ¿Por qué será que la mayoría de escritores noveles optan por el corto plazo en lugar de pensar más allá?

Mañana, más ¡Feliz escritura!

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Jueves, 12 de octubre de 2017

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Imagen: Pablo Garcia Saldaña en Unsplash