Grover

Hola, soy Coco y *umf* vengo a explicaros la diferencia entre controlar e influir

Cuando uno visita los foros en español de KDP, suele encontrarse a muchos autores noveles que se frustran cuando sus libros cosechan muy pocas o ninguna venta, a pesar de la evidente calidad que para ellos atesoran. En este punto, no solo hay que recordar que nadie te debe nada, y que el hecho de que hayas escrito un libro no implica que alguien deba leérselo, sino algo muy importante y que creo que no he tratado todavía en esta bitacora: la diferencia entre controlar e influir.

Reconozco que cuando escribo estas entradas, muchas veces pienso que lo que digo no puede ser más evidente. Pero visto lo que hay, parece que estoy equivocado, así que una vez más voy a subrayar lo evidente. En este caso, la diferencia entre control e influencia es algo que salta a la vista y que todos los escritores independientes deberían conocer, aunque sus actos indiquen otra cosa.

Hablamos de control cuando hablamos de cosas que puedes controlar, que dependen directamente de ti.

Hablamos de influencia cuando hablamos de cosas que no dependen directamente de ti y sobre las que solo puedes ejercer tu influencia, aunque esta no te garantice nada.

Es así de sencillo, pero hay muchos escritores independientes que no tienen nada claros esos conceptos, así que se lo vamos a poner fácil. Esta es una lista muy incompleta de lo que puedes controlar y lo que no.

Cosas que puedes controlar
Las palabras que escribes cada día.
Lo que aprendes cada día para escribir mejor.
Lo que haces para influir en las ventas o reseñas de tu libro.

Cosas que NO puedes controlar
Las ventas de tu libro.
Las reseñas de tu libro.

¿Ves como es muy sencillo? Pues incluso así hay escritores noveles preocupados por aspectos que jamás van a poder controlar. El mejor consejo que te puedo dar al respecto es que te preocupes solo de aquello que puedes controlar y te olvides de todo lo demás. Así que si has recibido una mala reseña, ignórala; y si la has recibido buena, también. No puedes controlarlas, así que no necesitas perder ni un segundo de tiempo en ellas, y mucho menos dejar que te suban o te hundan el ánimo.

Tampoco tienes que obsesionarte con las ventas porque igualmente escapan a tu control, y quien te diga lo contrario te está engañando. De lo que tienes que preocuparte es de escribir tu libro, finalizarlo y ponerlo a disposición de tus lectores con el envoltorio más profesional posible. Eso lo puedes controlar, pero no las ventas del libro, ni las presentes ni las futuras. Créeme, sé cómo te sientes: yo también he actualizado el cuadro de ventas de Amazon cada hora para ver si había caído alguna más, pero eso ni es sano ni influye en tus ventas, así que olvídate de ello. Puedes desengancharte, yo lo hice.

Repito: dedícate a las cosas que sí puedes controlar, como el tiempo que dedicas cada día a escribir. Te aseguro que es mucho más productivo escribir tu siguiente libro a romperte la cabeza buscando maneras de dar publicidad al primero. Ocúpate de reservar tiempo para escribir y utilízalo; sí, puede que no sea tan agradecido como elegir los enlaces que vas a compartir en Twitter, pero es el mejor uso que puedes dar a tu tiempo. Y además, puedes controlarlo; tú tienes la capacidad de decidir escribir media hora o cuatro, y hacerlo. Nunca olvides que nadie escribirá tus libros por ti, tienes que hacerlo tú. Y eso sí puedes controlarlo.

El juego de la influencia

Se habla mucho en internet de los influencers pero aquí no me refiero a eso, aquí me refiero a tu capacidad para influir en las cosas que no puedes controlar. Es una de esas cuestiones evidentes que comentaba antes: quizá no controles las ventas de tu libro, pero puedes influir en ellas a través de otras circunstancias que sí que puedes controlar.

Todo el envoltorio de tu libro (portada, sinopsis, precio, lugares de venta…) y las acciones que realices para promocionarlo pueden influir en las ventas.

Todo el trabajo que hayas realizado en el manuscrito para lograr una historia de calidad (como el proceso de edición, entre otros aspectos) influirá a la hora de conseguir reseñas y también a la hora de lograr lectores.

Esos son los dos grandes focos en los que deberías concentrar tus energías. Ante cualquier otro aspecto que te preocupe, debes preguntarte si es algo que puedes controlar o no. En caso afirmativo, adelante. En caso negativo, ¿puedes influir sobre ello o no? En caso afirmativo, adelante. En caso negativo, estás perdiendo el tiempo.

De verdad, según escribo estas líneas me sorprendo de la perogrullada que estoy soltando, pero es así de simple. Puedes hacer muchas cosas para influir en otros aspectos que no puedes controlar; el problema está en confundir unos con otros. Por ejemplo, tus actividades de promoción influirán en tus ventas, pero no es lo mismo que controlarlas. Una entrevista en la radio no te asegura ninguna venta, aunque sí puede influir en estas y que tengas un pico puntual; lo que no puedes es asumir que la entrevista va a traducirse en decenas de ejemplares vendidos, porque eso es falso y engañarte a ti mismo.

Otro ejemplo: el trabajo de maquetación de tu libro electrónico. Si no tienes cuidado y te preocupas de tener un acabado profesional, con todo el texto alineado de manera correcta, con saltos de página donde corresponde y un índice perfecto, entre otros aspectos, te arriesgas a que eso aparezca en tus reseñas y te reste puntos. De nuevo, todo ese trabajo no te garantiza ninguna reseña, pero influirá en las que consigas y un libro con un formato deficiente es fácil que lo critiquen de forma negativa.

Así que ya sabes. Preocúpate de lo que puedes controlar e ignora todo lo que no puedes controlar (que es mucho). En aquello que puedas influir, hazlo pero no lo confundas con controlarlo. Créeme, estarás mucho más tranquilo cuando dejes de pelear contra los elementos y te dediques a lo lo que realmente te aporta resultados.

¡Feliz escritura!

Imagen: Ianqui Doodle vía Flickr