Una de las cosas que aprendes cuando te tomas la escritura en serio es que no es cierto que la inspiración sea la fuente del trabajo.
En realidad, es al revés.
El trabajo, el acto de escribir, es lo que provoca la inspiración.
Por eso hay que reservar horas para escribir. Por eso hay que ponerse frente a la pantalla u hoja en blanco, y escribir aunque cueste.
Porque cuanto más escribas, más inspirado estarás.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Lukas Blazek en Unsplash