Pues ya nos hemos comido dos meses de 2021. Se acabó el mes más corto del año y febrero no ha sido un buen mes para el #Reto365K. No voy a ofrecer excusas ni maquillar los resultados, que han sido objetivamente malos: he escrito 10.101 palabras durante el mes, del cual solo escribí en doce días de los veintiocho que lo forman o, lo que es lo mismo, en dieciséis días me quedé a cero. Y encima, solo escribí más de mil palabras en cuatro de esos doce días. Desde luego, así no llegamos a ningún sitio.

El mes en Pacemaker no parece tan horrible porque lo pinta todo de verde, escribas o no. Por eso tengo mi cuantificador que me permite crear este gráfico y que se vea lo mal que lo he hecho este mes.

Sin embargo, todo tiene su lado positivo. Cuando empecé con esto, sabía perfectamente que podía fallar, y lo he hecho en el segundo mes, donde me he caído con todo el equipo. Como dije no voy a poner ninguna excusa. Mis trabajos alimenticios me han absorbido durante buena parte del mes, dejándome sin energía y/o tiempo para escribir. Lo bueno es que he podido cumplir con mis fechas de entrega y de aquí en adelante la cosa cambia, con un horizonte más despejado. Además, tengo nuevo ordenador y setup para escribir y trabajar, y si hay interés hablaré más adelante en esta bitácora de ello.

De aquí solo puedo ir hacia arriba y me queda tiempo para cumplir con el reto. La primera piedra la he puesto este 1 de marzo, donde me he levantado temprano para escribir y he sacado 1.143 palabras. Creo que habrían podido ser más, pero mi objetivo en esta primera semana es simplemente es acumular días seguidos escribiendo y crear una racha. No puede ser que me pase tantos días seguidos sin escribir; además de ser malo porque pierdes la costumbre y el hilo de la historia, después cuesta horrores volverse a enganchar.

¿Qué me quedo de este mes? La importancia de no perder ni un día de escritura. En cuanto dejas de escribir un día, es muy fácil dejarlo al día siguiente, y así me ha ido, que lo que más que escribí fueron cuatro días seguidos. Eso y que, a pesar de todo, acabo febrero con 10.101 palabras escritas que antes no tenía. Cualquier avance, por pequeño que sea, sigue siendo un paso hacia delante. En cualquier caso, lo importante es el objetivo global a fin de año, y en él sigo teniendo mi punto de mira. Febrero ha sido un mes malo para el reto, y en mis manos está trabajar para que sea el primero y último. Al fin y al cabo, nadie va a escribir mis libros por mí.

Ya sabes, ten mucho cuidado ahí fuera.