Y como tal, tienes que asegurarte de que tu nave llegue a buen puerto.

Ganarte la vida como escritor independiente o cualquier otro de tus sueños, tu proyecto de vida o, simplemente, tus objetivos a largo plazo; todos ellos son, en esencia, travesías por mares desconocidos.

En cualquier ruta de ese tipo necesitas que tu barco esté bien construido, idealmente en unos astilleros con una sólida reputación. Sin embargo, tu nave solo será tan buena como lo sean los que van a bordo.

La disciplina del capitán y la tripulación son la clave de todo viaje. La experiencia ayuda, pero es fácil de conseguir. En cambio, la disciplina hay que trabajarla todos los días. En un viaje entre continentes, no puedes fiar nada a la suerte. En tu carrera como escritor, tampoco.

No olvides que también necesitas un buen sistema de navegación. Tienes que tener muy claro dónde vas y el camino que vas a recorrer o jamás llegarás a tu destino. Antaño, eran las estrellas, hoy un sistema de navegación por satélite, la esencia es la misma. Cuando navegas por aguas extrañas, necesitas saber dónde vas y ajustar tu rumbo para superar los obstáculos que surjan en el camino.

Habrá ocasiones en las que vientos y corrientes jueguen en tu contra y otras que te ayuden en tu viaje. También puedes verte rodeado por una tormenta, en cuyo caso debes preocuparte por la seguridad de la nave; ya habrá tiempo para reanudar el viaje.

En todos esos casos, tienes que aprender a reconocer esas circunstancias externas, y usarlas a tu favor o evitarlas según sea necesario.

Eres el capitán de tu propio buque. Tú, como escritor, debes proporcionar la disciplina y el sistema de navegación. El viaje se ocupará de sí mismo.

Mañana, más. ¡Feliz escritura!

Imagen: Joseph Barrientos en Unsplash