La profesionalidad es un bien escaso en este mundo. Todos conocemos a personas especialistas en escaquearse, en desaparecer una hora para tomar un café o en estar al teléfono justo cuando tienen que dar la cara. Por desgracia, eso también ocurre en este nuevo mundillo de la autopublicación, y no solo con ediciones poco profesionales.

A medida que la autopublicación se va asentando y cada vez más escritores noveles deciden ir por ese camino, se produce un curioso fenómeno. El escritor o escritora novel publica de manera independiente su opera prima, con mayor o menor fortuna en cuanto al resultado final de la edición, pero con toda la ilusión del mundo. Entonces se encuentra con que los días pasan y, quitando amigos y familiares, nadie compra su libro.

Convencido de que ha hecho algo mal, crea su página de Facebook y un perfil de Twitter, porque ha leído en varios blogs —puede que incluso me haya leído a mí— que hay que estar en las redes sociales para darse a conocer. Una vez que lo ha hecho, publica sin descanso para generar una presencia en internet que se traduzca en visibilidad para su libro y, con suerte, ventas. En este punto, ese escritor o escritora novel se convierte en un miembro de la legión de autoreplicadores, porque es bueno promocionarse entre autores ¿verdad?

¿Qué acaba consiguiendo? Ni visibilidad ni ventas, aunque puede que sí haya conseguido 5000 seguidores en Twitter (y si conoces a alguien que sea la excepción, cuéntamelo en los comentarios). Cada vez más desesperado, intenta informarse y averiguar qué hace mal porque algo debe estar haciendo mal, dado que su libro es perfecto, o al menos lo suficientemente bueno, y ha leído que es en la publicación independiente donde un escritor puede ganar más dinero, pero no está ganando ni para pagarse una cena. Su libro no vende y no tiene ni la más mínima idea de cuál es la causa.

Los problemas de ese escritor o escritora novel son tantos que necesitaría un libro completo para poder enumerarlos, así que lo resumiremos en uno: el error más común del escritor novel es confundir publicidad con ventas.

El error más común del escritor novel es confundir publicidad con ventas. Clic para tuitear

Tú, que eres lector veterano de esta bitácora, no caes en ese error, porque recuerdas lo que escribí sobre promoción hace algo menos de un año. La publicidad por sí misma no vende libros, nunca lo ha hecho y nunca lo hará. Lo único que puede hacer es a darte a conocer entre tus lectores potenciales, pero de ahí a que te compren hay un trecho.

El caso es que estas ideas que defiendo no parecen ser populares entre la comunidad de escritores independientes hispanos (en especial entre los noveles), y creo que ya sé por qué.

No lo son porque eso supondría comportarse de forma profesional y asumir la responsabilidad en el éxito de nuestros libros, pero es mucho más sencillo echar la culpa a cualquier factor externo que a uno mismo. Mi libro no vende porque no tengo suerte, porque no sé hacerle publicidad, porque no tuiteo lo suficiente, porque Amazon me mira mal… cualquier excusa es buena para no aceptar que tu libro no está a la altura de lo que demandan tus lectores, bien sea por el contenido o por el continente.

Pero es que esta desidia no afecta solo a los noveles. También los escritores supuestamente veteranos tienen actitudes poco profesionales en su afán de vender más libros de la manera que sea. Y no solo los escritores independientes, también las editoriales.

En la galería superior, compuesta de capturas de pantalla de ayer domingo 3 de abril, podéis ver como B de Books publica sus e-books en Lektu y en Amazon. Eso no tendría nada extraño si no fuese porque en Amazon están dentro del programa Kindle Unlimited (KU), un programa que exige exclusividad para la edición electrónica de los libros, algo que B de Books está incumpliendo. Las consecuencias de esto están recogidas en los Términos y Condiciones de Kindle Direct Publishing e incluyen descontar los beneficios obtenidos de esa manera de los futuros beneficios del libro, además de retener el pago de las regalías de todos los libros, incluso los que no incumplan el contrato.

Pero no solo es B de Books. Hay por lo menos dos autores españoles activos en la blogosfera literaria que hacen lo mismo con sus libros. Publican en Amazon y se unen al programa KDP Select que da acceso a KU, pero también tienen sus libros en otras plataformas como Lektu, incumpliendo el contrato que les une con Amazon. No sé si el dinero que ganen de esa manera compensa el riesgo, desde luego a ellos les parecerá que sí.

Estoy seguro de que muchos de los que lean esto estarán pensando ¿Y qué, Miguel Ángel? Déjales, mejor para ellos, que se joda Amazon. Pero esto es la vida real, no un patio de colegio.

Primero, estamos hablando de obligaciones adquiridas por contrato, así que dejad de portaros como niños e intentad ser un poco profesionales. Y segundo, ¿qué ocurrirá el día que Amazon lo descubra? Pues que entonces se montará una campaña de apoyo frente a la malvada empresa yanqui para ayudar a unos autores que han hecho algo mal (y quiero pensar que no a sabiendas) y que no quieren asumir las consecuencias. Ya os digo que esa campaña no servirá para absolutamente nada porque, repito, estamos hablando de obligaciones adquiridas por contrato. Si quieres ser escritor profesional, debes actuar como tal y los profesionales no incumplen los contratos.

Esta entrada tiene algo de rabia, porque bastante duro está el panorama editorial para intentar buscar trucos con los que adelantar a los demás. En cualquier caso, yo voy a seguir por el mismo camino que transito desde hace años. Seguiré escribiendo, seguiré haciendo balance en esta bitácora de lo que escribo —aunque haya quien se moleste— y seguiré publicando libros, porque son los lectores los que deciden sobre la calidad de mi obra y la respuesta que recibo de ellos me anima a continuar.

Porque quiero vivir de lo que escribo y sé que puedo conseguirlo si actúo de forma profesional. Todo lo demás es literatura.

¿Y tú? ¿Eres profesional?

¡Feliz escritura!