Vender tu libro no es algo que nos agrade a la mayoría de autores. Casi se podría decir que lo hacen tapándose la nariz.
Yo lo comprendo. No me gusta nada vender mi libro.
Pero la cosa cambia cuando dejas de tener un solo libro y tienes varios.
De repente, las posibilidades de marketing se multiplican y lo que antes era una batalla constante se convierte en una tarea repetitiva.
Por ejemplo, el simple hecho de poner la lista de todas tus obras en las últimas páginas de todos tus títulos ya es una manera efectiva al 100% de informar de tu catálogo a los lectores que más te interesan: aquellos que han terminado uno de tus libros.
Con un solo título publicado, esto es imposible.
Sin embargo, no ha sido hasta hace poco que he sido consciente del verdadero poder del catálogo. Con los cinco relatos de marzo, he descubierto que hay lectores dispuestos a comprar todo lo que publique (mientras les siga ofreciendo buenas historias, claro está).
No se trata de que tú encuentres lectores, se trata de que los lectores puedan encontrarte a ti.
Cuantos más títulos tengas publicados, más posibilidades hay de que ocurra. Y una vez que pase, queda en la calidad de tus historias cumplir esta otra máxima que me he grabado a fuego en la mente, y que resume el poder del catálogo.
Es más fácil vender diez libros distintos a una sola persona que vender un solo libro a diez personas distintas.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Syd Wachs en Unsplash
Es totalmente mi caso. Te descubrí en la primera edición del pack de ebrolis, me gustó Traición en el Consejo y me puse a buscar más. Encontré La Cosmonave Perdida y desde entonces he leído todo lo que has publicado.
No es por meter presión, pero estoy deseando leer el final de la saga 😉
Mira, un perfecto ejemplo. Muchas gracias, Jago, por ilustrar mi tesis de la mejor manera. Y tranquilo, que para la segunda mitad del año tienes La Guerra del Ayer. 😉
Un abrazo y gracias por la visita y el comentario.