Cuando empiezas a actuar pensando en otros antes que en ti mismo, tus límites se expanden y aquello que te parecía imposible se convierte en algo asequible y hasta cotidiano.
Y lo más sorprendente es que el esfuerzo que realizas pensando en otros, con el tiempo regresa aumentado hacia ti. Pueden ser nuevas oportunidades, favores devueltos o regalos inesperados, pero siempre vuelve.
Si te preocupas más de cómo puedes ayudar a otros, terminarás logrando mucho más que si solo te preocupas de cómo otros pueden ayudarte a ti.
En cambio, si solo actúas pensando en ti y lo que tú quieres, eso es lo único que obtendrás. A corto plazo, puede ser suficiente, pero a largo plazo la cosa cambia.
¿Qué vas a hacer hoy? ¿Pensar en ti o en otros?
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Everton Vila en Unsplash