Cuando llevas un tiempo escribiendo, es normal que llegues a un punto en el que piensas que tu historia tiene todos los defectos del mundo. Predecible, sin alma, poco original, repetitiva… todos los escritores pasan por ese bache en el que creen que su obra es lo peor jamás escrito.

A los escritores les gusta dramatizar, especialmente si es su propia obra. 

La verdad es que por muy malo que sea lo que estás escribiendo, seguramente no tenga todos esos defectos que ves en el texto. El escritor es el peor juez de su propia obra, ya sea porque sobreestima o menosprecia su historia, siempre en exceso. Una de las cosas que se aprende a medida que se van escribiendo y publicando libros es que los únicos jueces que cuentan son siempre los lectores.

No los críticos, no tus colegas y mucho menos tú. Los lectores. 

Por eso, mi consejo siempre que llegues a ese punto de desesperación en el que tu historia es lo peor, es que sigas escribiendo. Confía en el proceso y termina el libro. Ya habrá tiempo para que alguien más imparcial que tú lo juzgue. Hasta entonces, siempre es mejor escribir una mierda que no escribir una obra maestra. Lo que se escribe, se puede corregir; lo que no se escribe… pues ya te imaginas qué pasa con ello.

Mañana, más. ¡Feliz escritura! 

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Miércoles, 11 de octubre de 2017

Días seguidos publicando en el blog: 80

Días seguidos escribiendo ficción: 3. Mejor racha: 6

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Imagen: Álvaro Serrano en Unsplash