En los últimos tiempos, parece que se ha convertido en un tópico hablar de la autopublicación como un lugar dominado por los aficionados, que publican cientos de títulos en ediciones descuidadas y con una redacción bastante deficiente. Pareciera así que hoy en día la literatura, al menos en el sector de los autopublicados, es un jardín lleno de malas hierbas que nadie se molesta en podar.
Pero no se trata de un jardín, sino más bien de un río. Un río lleno de pepitas que han provocado una auténtica fiebre del oro.

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Me habría encantado llegar por mí mismo a esa conclusión, pero no tengo la experiencia o la perspectiva para conseguirlo. Por suerte, Kristine Kathryn Rusch, a quien ya debes conocer si lees esta bitácora, sí que la tiene y habló del concepto en una entrada que publicó hace cosa de un mes. Si dominas la lengua de Shakespeare, ya estás tardando en pinchar en el enlace y leer con atención ese texto; si no es el caso, voy a intentar darte una idea de por qué la autopublicación se encuentra inmersa en una fiebre del oro.
Ha habido muchas fiebres del oro a lo largo de la historia y no todas se produjeron en el mítico far west, pero todas ellas constan de una serie de etapas comunes que se han podido determinar con bastante exactitud. Lógicamente, todo comienza cuando alguien descubre la primera pepita de oro, y a medida que la noticia corre y la fiebre se extiende, pasa por estas fases:
En la primera fase de la fiebre, el trabajo es fácil. Cualquiera que tenga ganas puede conseguirlo sin necesidad de invertir un gran capital, tan solo tener las habilidades y el empeño necesarios. En las fiebres del oro históricas, esas habilidades eran paciencia y aguante para poder pasar largas horas sumergido en aguas heladas.
En la segunda fase, las herramientas mejoran. Sigue siendo un trabajo fácil y todavía no tienes que invertir grandes capitales, pero la mejora en las herramientas te permite obtener más oro y más rápido. En las fiebres del oro históricas, esta mejora supone pasar de cedazos manejados a mano a construcciones más elaboradas, como la que ves en la foto inferior.
En la tercera fase, se inicia la fiebre propiamente dicha. La noticia se ha extendido y todos quieren conseguir oro; al fin y al cabo es muy fácil conseguirlo ¿verdad? En las fiebres del oro históricas, en esta fase es cuando oleadas de mineros entusiastas y esperanzados llegan al lugar de la fiebre y se suman a los pioneros que ya trabajaban allí.
En la cuarta fase, aparecen los negocios indirectos. Con la llegada de las nuevas oleadas de afectados por la fiebre, surgen negocios cuyo objetivo es facilitar el trabajo a los mineros. Algunos negocios lo hacen de verdad, mientras que otros solo buscan aprovecharse de los mineros y quitarles el oro.
En la quinta fase, ya no es tan fácil conseguir oro. Lo que era un trabajo fácil y sencillo se ha convertido en un auténtico trabajo y la inversión necesaria para conseguir oro ya no es tan mínima como antes. Sigue sin ser alta, pero ya no es algo al alcance de todo el mundo.
En la sexta fase, lo que eran operaciones de capital bajo se convierten en grandes operaciones con mucho dinero envuelto. Aquellos pioneros que estaban desde el principio se han vuelto ricos y tienen su propia operación, son mineros expertos trabajando para otros, o se han retirado por un motivo u otro. Cualquier romanticismo que hubiera ha desaparecido.
En la séptima fase, la fiebre del oro no es más que un recuerdo distante, pero sus efectos perduran. Hay nuevas ciudades, nuevos trabajos, nuevos negocios y nuevos ricos. En medio de todas esas cosas nuevas hay viejos trabajos que han desaparecido y muchas historias tristes de gente que lo tuvo todo y lo perdió al no saber administrar sus ganancias.
Finalmente, en la octava fase esos pequeños negocios se convierten en grandes negocios y de ahí a convertirse en la nueva normalidad y cómo se hacen las cosas. Por eso, hoy, cientos de años después de varias fiebres del oro, se sigue excavando y buscando oro, pero en un marco mucho más regulado que ya no permite operaciones amateurs.
¿Cómo se traducen esas fases en la autopublicación? Creo que es bastante evidente, y nos sirve para hacer una pequeña historia de la autopublicación en la última década.
Aunque pueda haber aparatos similares que lo precedieron, la fiebre del oro de la autopublicacion nace con el primer kindle de Amazon, que salió a la venta en noviembre de 2007. Desde entonces hasta finales de 2010, muchos escritores autopublicados encontraron oro en forma de nuevos lectores y una oportunidad para publicar al margen de las editoriales. Aquellos capaces de contar buenas historias lograron los mayores éxitos, aunque sus ediciones no fueran perfectas. Esos años se corresponderían con la primera y segunda fase.
De finales del 2010 a finales del 2012, las historias de escritores autopublicados que se hacen ricos publicando en Amazon son cada vez más comunes en los medios de comunicación y muchos escritores deciden probar suerte, obteniendo diferentes grados de éxito. Las editoriales comienzan a publicar versiones electrónicas de sus títulos e intentan copar un mercado en rápida expansión, pero fracasan por una deficiente política de precios, entre otras razones. También surgen los negocios indirectos, con servicios de todo tipo para los escritores. Esta época se correspondería con la tercera y cuarta fase.
A partir de 2012, comenzó la quinta fase pero sus efectos no fueron visibles del todo hasta 2013. En 2014, varios escritores fueron desapareciendo sin ruido cuando sus sueños de fama y fortuna se truncaron; en 2015, fueron muchos más y en 2016 ya son historia olvidada. Esos escritores que querían hacerse ricos de prisa han abandonado la autopublicación y buscan una forma más sencilla.
La sexta fase se ha ido desarrollando durante toda la fiebre. Aquellos escritores que iban ganando dinero, invertían parte de sus ganancias en mejorar las ediciones de sus libros, contratando servicios profesionales para sus portadas, maquetaciones o interiores. Esos servicios son cada vez más vitales pues, aunque la historia sigue siendo lo más importante, los lectores han madurado y saben distinguir una buena edición de una mala y de una pésima. En 2017, hace falta más trabajo y/o dinero para publicar un buen libro de lo que hacía falta en 2009.
La séptima fase comenzó el año pasado. Ya nadie autopublica un libro y espera hacerse rico de la noche a la mañana, y si lo espera es que es un iluso. Todos los escritores saben que hace falta trabajo y constancia para triunfar y algunos están más dispuestos que otros a dar ese paso, casi siempre coincidiendo con aquellos que saben que la fiebre del oro se acabó. Por último, la octava fase todavía no ha ocurrido y puede que pasen décadas hasta que la alcancemos, pero llegará.
Este desarrollo que te acabo de apuntar es un análisis del mercado anglosajón, que en estos momentos se encuentra entre la fase seis y la fase siete. En el mercado de autopublicación hispana, nos encontramos en algún punto entre la fase cuatro y la fase cinco, pues todavía siguen llegando oleadas de escritores entusiastas con sueños de conseguir oro, cuando la realidad es que el oro fácil ya ha sido agotado y hay que trabajar duro para obtener cada onza que consigas.
Ahora te dejo, voy a tomar mi cedazo y volver al río, en busca de oro. Si quieres imitarme, busca otro lugar; este recodo es mío.
¡Feliz búsqueda!
Muy bueno Miguel Ángel, llegamos siempre a la misma conclusión: trabajo, trabajo y trabajo. No te pares, gracias por tus consejos.
Muchas gracias, Nuno. Me alegra que estemos en sintonía, porque parece que conceptos como esfuerzo, trabajo y disciplina son anatema para muchos escritores, que piensan que esto es una cuestión de inspiración. Como siempre digo, las musas solo vendrán si te ven trabajando, no mirando al techo o jugando en el móvil.
Un abrazo y gracias por la visita y el comentario.
Yo estoy inmersa en autopublicar en Amazón. Hace tres meses una editorial se ofreció a publicar una novela, se interesó por mis escritos. Decidí autopublicar en Amazón por consejo de mi hijo. El dice que en Amazón llega a más gente de todo el mundo. Probaremos a ver que pasa. No pretendo hacerme rica sólo quiero publicar el libro que he ido escribiendo poco a poco. Un saludo
Me parece una excelente idea, Mamen. No solo podrás llegar a gente de todo el mundo, sino que también podrás crear con ellos una versión de tu libro en papel que puedas comprar y regalar a amigos y familiares con la misma calidad que una editorial profesional, y de forma completamente gratuita si decides hacerlo todo tú misma. Además, das en el clavo con tu meta: si lo único que quieres es ganar dinero, lo más seguro es que te lleves una decepción, pero si quieres publicar tu libro, llegar a los lectores y tener una copia en tu casa para disfrutar de ella, has elegido el camino adecuado. Cualquier beneficio económico que obtengas será un extra.
Un saludo, mucha suerte con tu libro y muchas gracias por la visita y el comentario.