Hay veces en que sientes un poco malabarista. Yo me imagino como el hombre de la foto superior, haciendo girar la barra con sus extremos en llamas, intentando que no se caiga, no me golpee, no se apague el fuego… Siempre hay algo que puede salir mal, y moverte y planear para evitar que eso ocurra puede ser agotador.
Sin embargo, es así cómo son las cosas. Hace poco, hablaba con mi hija adolescente, que se siente agobiada ante las dificultades para entrar en el mundo laboral. Sería muy fácil para mí contarle que lo que está experimentando es solo un pequeño aperitivo de lo que le espera durante su vida adulta, pero en su lugar me porto como padre de serie de televisión y la digo que no se agobie, que todo llegará. ¿Para qué agobiarla? Ya se encargará la vida de ello.
Puede que a estas alturas te preguntes a qué viene esto. Muy sencillo: como vengo repitiendo desde hace tiempo, no puedes agobiarte por aquello que no puedes controlar. En el caso de mi hija, es que consiga acceder no ya a un puesto de trabajo, sino a una entrevista siendo como es recién licenciada y sin experiencia. En mi caso, es conseguir suficientes trabajos alimenticios para sacar a mi familia adelante, al tiempo que sigo trabajando en mi carrera de escritor con el objetivo a largo plazo de vivir de lo que escribo. En ninguno de los casos podemos controlar el resultado final, solo el proceso que nos lleva hasta él.
De ahí el sentirme como malabarista. Tengo ahora mismo entre manos cuatro proyectos diferentes que exigen de mi completa atención para llegar a buen puerto, a lo que hay que sumar la exigencia del reto 365K y el tiempo que necesito para estar con mi familia. La mayor parte del tiempo, reconozco que voy como pollo sin cabeza y me dedico a apagar fuegos. Por suerte, hay veces en las que puedo dedicarme a lo importante y no a lo urgente, y es en esos momentos cuando siento que avanzo realmente.
Se trata de organizarte y tener muy claro lo que es más importante en cada momento. La primera mitad de febrero ha habido uno de esos proyectos que necesitaba toda mi atención, así que sacrifiqué tiempo de escritura por él. Ahora que lo he avanzado, estoy recuperando poco a poco ese tiempo, con la confianza de poder alcanzar los objetivos de escritura que tengo para el mes.
Y esta bitácora también requiere su tiempo. En su momento, había programado para hoy la siguiente entrega de Cómo autopublicar tu libro en 2021, dedicada al libro impreso, pero esa entrada requiere mucho tiempo, recurso del que ahora no dispongo, así que estoy escribiendo estas líneas en su lugar. De esta forma, mantengo el ritmo de publicación regular y si hay suerte, la tendré para la semana que viene.
Todo eso significa avanzar y sacar cosas adelante, que cuando estás hasta arriba es lo único que puedes hacer. Poco a poco, vas dejando cosas hechas y cuando quieres darte cuenta, estás a punto de terminar o ya lo has hecho. Eso implica sacar horas de donde sea, pero el precio vale la pena.
Ahora te dejo. Voy a seguir haciendo malabarismos.
Ya sabes, ten mucho cuidado ahí fuera.