Aunque parezca una perogrullada, uno ya lleva unos años en esto de la escritura y algo se le va quedando a base de ensayo y error. Me queda mucho por aprender, pero empiezo a interiorizar y descubrir pautas que no tenía cuando empecé. Desde eliminar adverbios en -mente según entran en mi cabeza para que no lleguen a la página hasta reordenar mis frases de forma automática cuando descubro —con bastante frecuencia, todo hay que decirlo— que cambiando el orden de lo que he escrito, el texto gana en calidad y coherencia.

Pero de lejos, la enseñanza más importante que se me ha grabado es la importancia de la rutina para lograr la creatividad. Todos los artistas noveles tenemos en mente la imagen de la musa inspirando al escritor y haciendo que las páginas fluyan con facilidad. Esa imagen es falsa, la única manera de que la musa venga a inspirarte es que te pille currando, y por eso hay tantos aspirantes a escritor y tan pocos escritores.

La única manera de que la musa venga a inspirarte es que te pille currando Clic para tuitear

Esto que te vengo contando no es nada nuevo. Desde siempre, todos los artistas hablan de la importancia de la rutina y los hábitos rígidos para crear arte. Gustave Flaubert decía que «hay que ser ordenado y constante en tu vida para que puedas ser violento y original en tu trabajo» y William Faulkner afirmaba que solo escribía cuando estaba inspirado, pero que por suerte estaba inspirado todos los días a las nueve de la mañana.

En estos días estoy bastante alto de moral porque tengo mi última novela a punto de caramelo, después de demasiado tiempo sin sacar un nuevo título. La verdad es que por momentos parecía el libro que nunca se acababa, y si has seguido mis balances mensuales sabes que en 2016 he alternado meses muy buenos con otros horribles. Siempre, de manera invariable, la clave de mis meses buenos estaba en la rutina.

En cuanto lograba establecer una rutina diaria de escritura, era cuando podía avanzar. Por supuesto, la vida a veces tiene otros planes y hubo momentos en los que no podía sacar tiempo para escribir. A veces lo aceptaba sin más y retomaba la rutina más adelante, pero otras cometía el error de entrar en el círculo vicioso de la depresión escritora. Estoy seguro de que tú también lo has sufrido. Sabes que tienes que escribir, pero no lo haces por el motivo que sea y eso te deprime, haciendo que tu mente se concentre más en castigarse por no escribir que en simplemente ponerte a escribir.

Por supuesto, si añadimos problemas de la vida real es muy fácil pasar la escritura a un segundo plano —o incluso al tercero o el cuarto—. Ahí es cuando la rutina acude en nuestra ayuda. Por poco que sea lo que escribas cada día, pero hazlo, porque la creatividad sigue las leyes de Newton.

Sí, amiguitos. LA CIENCIA MOLA.

  • Primera ley del Newton creativo: todo proceso creativo persevera en su estado de reposo o movimiento mientras no sea afectado por fuerzas externas. Cuando no permites que nada ni nadie interfiera en tu rutina escritora, cuando dedicas un tiempo de trabajo profundo y sin distracciones para escribir, estás evitando que tu creatividad sea frenada por las vicisitudes del día a día. Al mismo tiempo, si no pones de tu parte para arrancar tu proceso creativo, jamás lo sacarás de su estado de reposo.
  • Segunda ley del Newton creativo: el cambio experimentado en tu proceso creativo es directamente proporcional a la fuerza que lo afecta. Dos de las razones para que haya tardado tanto en terminar mi último libro son de lo que todos denominarían fuerza mayor. Tuve que organizar una boda, la mía para más detalles, y después emigré a otro país, en el que he empezado prácticamente de cero. ¿Cómo no iba a afectar a mi proceso creativo? De la misma forma, mi creatividad aumentó cuando yo puse de mi parte y busqué tiempo para dedicarlo en exclusiva a la escritura.
  • Tercera ley del Newton creativo: Para todo proceso creativo existe un contraproceso que tiende a anularlo o, en otras palabras, el proceso creativo no existe si el creador no lo fuerza de manera consciente. Ese contraproceso es la resistencia, de la que hablé cuando hice la reseña de War of Art y es el mayor enemigo de tu creatividad. Piensa que no hay nada más fácil en el mundo que no escribir, sobre todo si ocupas tu tiempo con otras tareas que aparentan ser útiles para tu escritura. Pero al final del día, la escritura es escribir y si no sale de ti y no escribes, da igual todo lo demás.


  ¿Véis como Newton también es creativo? BECAUSE SCIENCE. 

La rutina facilita al escritor aplicar la fuerza que necesita el proceso creativo y eso se aplica incluso para esta bitácora. A no ser que tome una semana libre por algún motivo, aquí va a haber entradas todos los martes y todos los viernes. Ese calendario de publicación me ayuda a canalizar mi proceso creativo, porque es un compromiso que adquiero y una rutina que me es fácil mantener. Mi colega Jaime Blanch me comentó un día si no temía que se me acabaran las ideas para el blog, algo que me sorprendió viniendo de uno de los escritores con más empeño que conozco (y que también publica nuevo libro dentro de poco).

La respuesta es muy sencilla y se aplica a todo proceso creativo.

Las ideas nunca se acaban mientras haya una fuerza empujando el proceso creativo.

Y eso es lo maravilloso de ser escritor.

¡Feliz escritura!

Imágenes: Bruno Nascimento vía Unsplash, y Libertymaniacs.