Todos conocemos el famoso cuento infantil. Sin embargo, como escritores nos cuesta reconocerlo en este mundillo.
Aquellos escritores que trabajan más que nadie, son normalmente los que terminan triunfando. No tienen que ser los mejores escritores, ni los mejores editores, ni los mejores empresarios.
En lo que sí son los mejores es en poner de su parte y trabajar.
Con el tiempo y por pequeño que sea, todo el trabajo que hagas suma y tiene un efecto multiplicador en las posibilidades de triunfo de cada uno.
Esa es la única constante que puedes ver en los escritores que acaban triunfando. Quizá quieras achacar su éxito a la suerte, quizá creas que solo estuvieron en el lugar adecuado en el momento adecuado.
Pero la suerte acompaña a los que hacen las cosas. No puedes confiar tu carrera a una varita mágica que te toque en el momento adecuado. Y tampoco puedes basar tu carrera en las excepciones (que las hay), porque eso es algo que no puedes controlar.
Lo único que puedes controlar es el tiempo que escribes cada día y el que dedicas a aprender y mejorar.
Sí, debes tener mentalidad de hormiga. Si te portas como una cigarra y te tumbas al sol en lugar de dedicarte a escribir, cuando llegue el momento no tendrás nada.
Podrás echarle la culpa a la falta de tiempo, a un resfriado o que has pasado una mala racha. Pero sabes que todo eso son excusas.
Es muy fácil culpar a otros. Sin embargo, solo hay una persona a la que puedes culpar. Tú.
Tú eres la persona responsable de tus éxitos y de tus errores. La única.
Cuando lo asumas y te hagas dueño de la situación y de tu carrera, será cuando puedas avanzar de verdad.
Y lo harás a tu ritmo, porque es tu carrera, es tu historia, y solo tú puedes crearla.
Ahora cierra internet y ponte a escribir. Nadie va a hacerlo por ti.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Vlad Tchompalov en Unsplash
¡¡Genial!! Voy a dejar de hacer de cigarra. Me pongo ahora mismo a escribir. ¡¡Gracias!!
¡Así se habla, Adela! ¡Un abrazo!