En tu escritura, igual que en otros aspectos de la vida, puedes primar la función o puedes primar la forma.

Muchos piensan que la forma es lo más importante, ya que grandes obras de la literatura se han caracterizado por una prosa hermosa formalmente.

Y hasta cierto punto es verdad, pero para poder dominar la forma, como se decía en mi época, tienes que tener mucha mili. No pretendas hacer maravillas formales en tu primer libro porque seguramente no lo conseguirás.

Practica, escribe, publica. Con el tiempo, podrás dedicarte a hacer piruetas con las palabras. Aprende primero a caminar antes de correr.

Sin embargo, la importancia de la forma no significa que debas descuidar la función. Más bien al contrario.

Trabajar en la función no solo te permitirá mejorar tu oficio de contador de historias, sino que servirá para aprender cómo funcionan, sin entretenerte en juegos de palabras. Eso te será mucho más útil al inicio de tu carrera, y puede que durante toda ella.

Y si no, prueba a leer a Isaac Asimov. No encontrarás ningún tipo de lujo formal, pero todas y cada una de sus historias funcionan de manera sobresaliente.

Al final, al lector le interesa la historia. No pasa nada si las paredes no tienen azulejos y son un poco bastas.

Mañana, más. ¡Feliz escritura!

Imagen: Rob Bye en Unsplash