En el día de ayer pude leer dos artículos de dos fuentes muy diferentes (aquí y aquí) sobre el mismo tema que me hicieron reflexionar bastante. Dado que todavía no había hablado de este tema en la bitácora, me pareció un buen motivo para hacerlo hoy. Como seguro que te habrás dado cuenta por la imagen y el título de esta entrada, estoy hablando de la piratería.

En el tema de la piratería parece que no existe el gris. Es blanco o negro. O eres un defensor de los autores que quiere encarcelar a todos los piratas, o eres un defensor de los libros gratis para todo el mundo, sin importar el esfuerzo invertido por sus autores. Pues no. En este debate, al igual que en el de la gratuidad, mis primeras palabras para los que estén a favor de uno o otro bando son «¡un carajo pa ti!». 

Una vez más, niego la mayor.

Ojalá la piratería fuese un tema tan sencillo de clasificar, pero hay muchos aspectos a tener en cuenta, el primero de ellos que los libros electrónicos no son diferentes de la música en mp3 o las películas en streaming. Y la industria de la música y del cine siguen funcionando y bastante bien. ¿Qué quiero decir con eso? Que el error de base es asumir que cada descarga supone una venta perdida.

Seamos realistas. Mis libros, al igual que los del 90% de los autores independientes y algunos no tan independientes, no son ni tan famosos ni tan buenos como para que alguien se moleste en piratearlos. E incluso si alguien lo hace, no tiene por qué traducirse en ventas perdidas por el sencillo motivo de que esas ventas nunca habrían tenido lugar. Robert Kroese lo explica muy bien en el artículo que cito más arriba. ¿Cuáles son los escenarios más plausibles para que alguien se descargue tu libro fuera del circuito legal?

  • Escenario número uno. Fulanito Pérez ve tu libro en una página o un foro de descargas, le llama la atención por la razón que sea y se lo descarga.
  • Escenario número dos. Menganita Fernández ve tu libro en Amazon, pero no tiene dinero para pagarlo o no tiene tarjeta de crédito para pagar en Amazon porque es menor de edad. Pero igualmente le ha llamado la atención y lo busca en una página o foro de descargas y se lo descarga.
  • Escenario número tres. Zutanito Peláez ve tu libro en Amazon. Tiene dinero para comprarlo, pero como es un cabrón sin alma que no valora el trabajo de los escritores, lo busca en una página o foro de descargas y se lo descarga.

¿En cuántos de esos escenarios estás hablando de ventas perdidas? En el primero, el lector jamás ha pasado por una tienda y jamás lo hará, así que contarlo como una venta perdida es un ejercicio de optimismo. En el segundo, nos encontramos en la misma situación. Solo el tercero se podría discutir, pero igualmente se trataría de un ejercicio filosófico, porque Zutanito tampoco compraría nunca tu libro.

En cualquier caso, lo importante es que el tercer caso es una minoría. Si no fuera así, nos encontraríamos con los escenarios apocalípticos que invoca el bando antipiratería en los que nadie escribirá libros porque nadie pagaría por ellos. Pero los hechos son tozudos: cada año se publican más libros y cada año hay más dinero moviéndose en el mundo de la autopublicación. Por algo será. 

Otro factor a tener en cuenta con respecto a la piratería es el oscurantismo que existe en torno a las cifras. Y no hablo solo de los libros descargados de forma ilegal, sino también de los comprados en cualquier tienda online. A no ser que las revelen sus propios autores esas cifras son secretas, por lo que no se puede saber si las descargas ilegales (cuyo número tampoco se conoce) tienen alguna consecuencia en ellas.

Sin conocer esos datos, cualquier debate que se haga será cuestión de opiniones y cada uno tendrá la suya al respecto. La mía es que la piratería es una de esas cosas que no se pueden controlar, por lo que no ocupo un minuto de mi tiempo en ella. Ni siquiera cuando llega a mi feedly algún enlace supuestamente pirata de mis libros. Y digo bien, supuestamente, porque la mayoría de las veces se trata de un enlace clickbait creado de forma automática en páginas que solo quieren tu correo o instalarte algún malware.

Seguro que hay descargas ilegales por ahí de mis libros, no me cabe la menor duda. Pero eso no evita que ya haya vendido más de ciento treinta unidades en preventa de Prisioneros del Futuro, algo que me llena de orgullo (y satisfacción también, para qué negarlo). Por eso, me ocupo de lo que puedo controlar e ignoro lo demás.

Eso sí, si me encuentro con Zutanito Peláez por la calle, te aseguro que no se va de rositas. Que una cosa es no poder controlar y otra aguantar a impresentables como él.

No sé si con esta entrada se abrirá un encarnizado debate en los comentarios o no, pero si alguien arroja el guante, que lo recoja que me ensucia el suelo.  

¡Feliz escritura!

Imagen: Marcus Spiske vía Unsplash.