Uno de los defectos que más suelen pasar desapercibidos al que lo posee es la tendencia a no salirse del plan establecido.

Al fin y al cabo, para eso has invertido horas en planear tu carrera, ¿verdad? Desde el punto en el que estás hasta el que quieres ir, con cada uno de los pasos intermedios bien establecidos, y divididos para poder afrontarlos de manera más eficiente.

Es bueno planear. Yo mismo soy partidario de ello y he hablado del tema en alguna ocasión.

Pero (siempre hay un maldito pero) todos tus planes no servirán de nada si los tratas como lo que no son, normas y leyes inmutables.

Hay un dicho bélico muy conocido sobre que ningún plan sobrevive al contacto con el enemigo, y es verídico, puedo dar fe.

La falta de flexibilidad puede acabar contigo de forma mucho más permanente que cualquier enemigo que imagines. La mierda ocurre, así que tenla siempre presente y no temas reelaborar tus planes o incluso mandarlos al cuerno e improvisar.

Recuerda que lo cuenta es llegar, no si llegas limpio e impoluto.

Adáptate. Improvisa. Triunfa.

Mañana, más. ¡Feliz escritura! 

Imagen: Glenn Carstens-Peters en Unsplash