Llevo varios comienzos para esta entrada y no logro dar con la tecla. Cuando escribo para el blog, normalmente tengo una idea bastante definida de lo que quiero decir y solo tengo que elaborarla. En ocasiones ni siquiera es una idea, sino una imagen como la que tienes arriba. Fue verla y pensar en el título de la entrada.
Ahí lo tienes, pensé. Esto da para mucho.
Y ciertamente da para mucho. Los aspirantes a escritores vivimos constantemente en el borde. Por un lado, está el sueño de vivir de lo que escribes, y al otro lado, el abismo, o seguir siendo un asalariado toda la vida. Ser capaz de caminar por esa delgada línea sin caerse por el borde es muy difícil, especialmente cuando ves que los resultados no llegan o que tus esfuerzos no reciben recompensa.
El caso es que eso siempre ocurre por el error de querer ir demasiado deprisa. Lo he dicho muchas veces y no soy el único: esto es una maratón, no un sprint. Hay mucha gente que publica un libro y nunca más se vuelve a saber de ellos. Escribir y publicar tu primer libro es solo el primer paso en tu carrera literaria. Y con un solo paso no llegas a ningún sitio.
La impaciencia que aqueja a los escritores noveles se produce la mayor parte de las veces por ignorancia. No se estudia la vida de los escritores que vinieron antes, más allá de la parte romántica de su carrera, cuando es la forma más rápida de aprender cómo prosperar en esto (luego queda aplicar ese aprendizaje, pero esa es otra cuestión).
En literatura, la rueda está inventada desde hace mucho tiempo y ningún escritor novel va a hacerlo de nuevo a estas alturas. Sin embargo, muchos de ellos parecen creer que la inexperiencia es un beneficio a la hora de conseguir algo nuevo.
No, no es así.
Lo nuevo es lo mismo de siempre contado de una forma diferente. Esa diferencia es tu estilo, tu voz, tu arte, da igual cómo lo llames. En cuanto a lo mismo de siempre, estudia los tipos de historias. Hay auténticos tratados sobre las posibles historias, como el viaje del héroe. Aprender sobre ellas y, sobre todo, leer muchas historias es un requisito esencial para poder triunfar en esto.
Desde luego, yo no he sido capaz de encontrar el caso de un escritor o escritora que triunfe sin ser un lector voraz y sin tener publicados varios libros a lo largo de su carrera. Y antes de que me cites cualquier ejemplo de un superventas con un solo libro —que los hay, y a patadas— aclaro que la clave de la frase anterior no es la parte del triunfo, sino la parte de la carrera.
De nada te sirve vender una burrada de un libro, si pasa el tiempo y quedas sepultado en el olvido. Prefiero mil veces una carrera sostenida en el tiempo que un solo pico que luego nunca alcances de nuevo.
Pero claro, esto son solo pensamientos mientras balanceo mis piernas sobre el borde.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Dean Rose en Unsplash
Interesante reflexión. Sin embargo, no estoy del todo de acuerdo. Creo que una parte de los aspirantes a escritores abandonan por querer ir demasiado deprisa, sí, pero otros lo hacen por agotamiento. El maratón es una carrera muy dura. Llega un momento en el que tus piernas de vacían y en tu cuerpo no queda una gota de glucógeno para quemar. En ese momento te preguntas si merece la pena el esfuerzo o si no disfrutarías más de la carrera como un espectador feliz e inocente, y la respuesta es, por desgracia, demasiado evidente.
Exacto, Alfredo. No solo necesitas paciencia, necesitas resistencia. Al fin y al cabo, si quieres algo grande, hay que estar dispuesto a realizar un esfuerzo equivalente ¿no te parece? Porque si fuese fácil, cualquiera podría hacerlo. ¡Un abrazo y gracias por la visita y el comentario!