Of Worlds Beyond

Existen infinidad de reglas para escritores. A poco que busques, encontrarás múltiples listas con reglas y recomendaciones para escritores noveles y no tan noveles, y muchos libros sobre el arte de la escritura en el que encontrarás consejos para poder ser un escritor. He leído muchos de ellos, pero siempre me quedo con Of Worlds Beyond: The Science of Science Fiction Writing, y lo hago porque es donde aparecen por primera vez las reglas de Heinlein.

Robert A. HeinleinSi no conoces a Robert A. Heinlein, te estás perdiendo a uno de los escritores de ciencia ficción más importantes del siglo XX. Junto a Isaac Asimov y Arthur C. Clarke, se le considera uno de los «tres grandes» de la edad de oro de la ciencia ficción literaria, y su obra comprende clásicos indiscutibles como Tropas del espacio, Forastero en tierra extraña o La luna es una cruel amante, entre otras. En 1947, participó con un texto en la antología Of Worlds Beyond, de Lloyd Arthur Eshbach, en el que aparecen por primera vez sus cinco reglas para el escritor de ficción, las reglas de Heinlein.

——————————

    • Debes escribir.
    • Debes finalizar lo que escribes.
    • Debes evitar reescribir, excepto por exigencia editorial.
    • Debes poner tu trabajo en el mercado. 
    • Debes mantener tu trabajo en el mercado hasta que se venda.

——————————

No he encontrado una síntesis mejor de lo que necesita un escritor para triunfar. Pueden parecer sencillas y evidentes -y lo son-, pero son unas reglas duras, muy duras de cumplir. Por eso hay tan pocos escritores profesionales y tantos aspirantes a escritor (yo incluido). Vamos a examinarlas una a una.

Debes escribir

Parece lógico ¿verdad? Si eres escritor, debes escribir. Pero no es tan simple como parece; en esas dos palabras se concentra todo lo que debes hacer para convertirte en un escritor, que es, ante todo y sobre todo, escribir. Como en el resto de artes, para escribir bien tienes que haber escrito mucho y es por eso por lo que debes escribir en cada ocasión.

No basta con escribir unos minutos al día, eso te puede valer para calentar tus músculos de escritor. Tienes que dedicarle horas, todas las que puedas, y asumir que de tu pluma saldrán auténticas bazofias. Eso no debe preocuparte, antes de poder hacer algo bueno, tienes que ser capaz de hacer algo decente, y antes de eso algo malo. Si alguien ha debutado con una novela excelente es porque antes ha llenado páginas y páginas de morralla.

Para escribir necesitas disciplina, incluso podríamos hablar de obsesión. Tienes que creer en ti más que nadie, porque de nada sirve el apoyo ajeno cuando ves que las brillantes ideas en tu cabeza se convierten en situaciones tópicas sobre el papel. No debes cejar nunca en tu empeño y tu misión, y esa misión es escribir. Elimina distracciones, deja otras aficiones y dedícate a la escritura, porque es lo que te da vida. Escribe, escribe y sigue escribiendo.

Debes finalizar lo que escribes

Si la primera regla era evidente, esta segunda no lo es menos. Acabar lo que uno escribe es una de las cosas que distingue de manera más clara a los escritores profesionales de los aficionados. No sirve de nada tener un par de capítulos magistrales si no eres capaz de continuarlos y finalizarlos. Comenzar a escribir es duro, pero es mucho más duro continuar un día tras otro hasta escribir la palabra FIN.

Habrá días en los que tengas ganas de tirar la toalla, sobre todo al principio. Pensarás que la historia es muy compleja y tienes que aclararte, que necesitas más trabajo de documentación antes de continuar o que el desarrollo de la historia necesita de un capítulo adicional al principio. Puede pasarte, no eres una máquina al fin y al cabo. Pero todo eso no son más que excusas que uno mismo se pone ante el temor de acabar el libro y exponerlo a la vista de los demás.

Mientras escribes, es tu texto y solo tuyo. Pero cuando lo acabas, deja de ser tuyo y pasa a ser propiedad de tus lectores, que pueden admirarlo o destrozarlo. Ese temor es el que hace que el escritor novel se resista a acabar lo que escribe. Es un temor muy humano y muy real, que debes aprender a superar si quieres ser escritor. Rudyard Kipling lo resumió mejor que nadie en su poema If cuando habló de «experimentar el triunfo y la derrota, y tratar a esos dos impostores exactamente igual«.

Triunfar es terminar tu historia y escribir la siguiente. Todo lo demás es secundario.

Debes evitar reescribir, excepto por exigencia editorial

La tercera regla también es de las que diferencia al escritor profesional del aficionado y tiene mucho que ver con la segunda. Para acabar lo que escribes, debes evitar reescribir. En otras palabras, huye como la peste de la reescritura compulsiva y de ese pequeño retoque que dejará tu libro perfecto. Esos retoques no existen y únicamente harán que no lo acabes.

La edición de un libro es un proceso tan singular como cada escritor. Los hay que apenas revisan, los hay que establecemos tres revisiones antes de dar por finalizado el manuscrito y hay quien contrata editores profesionales para que se ocupen de ello. Todas esas posibilidades son válidas, pero estar meses retocando una y otra vez tu texto no lo es.

Sabrás que te estás excediendo en la revisión cuando terminas corrigiendo tus propias correcciones y encuentras erratas en la segunda lectura que no estaban en la primera. Y no estaban porque las has cometido tú, al reescribir de manera compulsiva, añadiendo y quitando texto sin freno. Es un error típico de un escritor novato malgastar horas y horas buscando la frase perfecta. Esa frase no existe y el exceso de reescritura puede mantener tu historia en el limbo para siempre. Recuerda la segunda regla.

En cuanto al «excepto por exigencia editorial», todo depende de quién sea esa editorial. Si eres un escritor/editor/empresario independiente, la responsabilidad es toda tuya; si tienes un editor, es mejor que sigas sus indicaciones. Y no olvides que si publicas en digital, no pasa nada por incorporar correcciones en una versión posterior, siempre que sean erratas. Pero no intentes cambiar otras cosas, aunque puedas hacerlo. Recuerda que tu libro ya no es tuyo, es de tus lectores.

Debes poner tu trabajo en el mercado

Una vez que has finalizado tu historia y has hecho una revisión razonable de la misma, no existe ningún motivo para que no la pongas en el mercado lo antes posible. A diferencia de un libro en papel que tiene que competir por el espacio físico en las librerías, el libro electrónico siempre tendrá su sitio y estará disponible para quien lo busque. Y cuanto antes se lo puedas ofrecer, mejor.

Esto último es algo que puede parecer contraproducente. Seguramente publicar algo antes de tiempo puede dañar mi carrera, piensa el escritor novel. Ese escritor seguirá siendo novel si continúa pensando así. Si eres novel, no tienes una carrera que dañar, así que pierde el miedo de una vez. Te lo digo yo, que soy novel y estoy en esa situación. Así que en cuanto considere que mis textos están listos y revisados, los publicaré, sin esperar ni un minuto. Recuerda además que el coste de una corrección en digital es cero.

Eso sí, pon tu trabajo en el mercado, pero no lo hagas de cualquier manera. Recuerda que tienes que eliminar las barreras entre tu libro y tu público: preocúpate de que la portada y la descripción del libro sean profesionales y piensa bien el precio que vas a poner. Si el libro no vende lo que consideras que debe vender, haz cambios. Baja el precio, cambia la portada, cambia la descripción… Una vez que el libro está escrito, hacer pruebas con esas variables no te costará nada.

Debes mantener tu trabajo en el mercado hasta que se venda

Esta última regla sí merece una explicación. El mundo editorial de 2014 es muy diferente al de 1947, en el que Heinlein mandaba sus manuscritos a los editores de las revistas pulp de ciencia ficción. En su origen, esta regla quería decir que si un editor no acepta tu historia, siempre puedes intentar vendérsela a otro, pero hoy eso ha cambiado y su significado es otro: mantener tu trabajo en el mercado hará que se venda.

Esta es una nueva realidad del mundo editorial que está comenzando a verse en el mercado anglosajón. Hay una cierta cantidad de libros digitales que se venden muchísimo y son los best-sellers de los que hablan todos los medios. Cincuenta sombras de Grey o Espejismo son dos ejemplos. El resto de los cientos de miles de libros que se publican cada año venden muchos menos ejemplares. Pero se venden.

Voy a poner el único ejemplo del que puedo hablar con conocimiento de causa: La Cosmonave Perdida. Desde que lo puse a la venta la semana pasada, he vendido 10 ejemplares. Pueden parecer pocos, y de hecho lo son, pero si sigo este ritmo, puedo acabar el año en torno a las 500 ejemplares vendidos, lo que para un autor novel y desconocido no está nada mal. Incluso llegar a los 200 ejemplares es un éxito en mis circunstancias, y para ello debo mantener el libro en el mercado. Recuerda: mantener tu trabajo en el mercado hará que se venda.

——————————

Éstas son las reglas de Heinlein. Unas reglas sencillas de formular y complicadas de seguir. Pero en esta vida no hay nada fácil y ser escritor no lo iba a ser menos. La ventaja con la que contamos los escritores independientes hoy en día es que somos los auténticos dueños de nuestras carreras y que, con mucho esfuerzo y muchas horas, podemos lograr ese sueño de vivir de lo que escribes. Y estas reglas, que tienen más de sesenta años, pueden ayudarte a conseguirlo.