Como escritores, hoy en día tenemos lo que buscaba William Wallace, libertad.

Libertad para escribir lo que queramos.

Libertad para publicarlo sin necesidad de intermediarios.

Libertad para que cualquier persona en el mundo lo compre.

Sin embargo, la libertad asusta y muchos escritores siguen autoengañándose.

No puedo escribir eso, no es lo que quiere el público.

No puedo publicarlo, necesito una editorial que me respalde.

No me van a comprar entre tanto libro, no merece la pena el esfuerzo.

La libertad asusta porque cuando somos libres, somos responsables de lo que nos ocurre. Por eso muchos insisten en limitarse, cuando lo cierto es que los únicos límites que tenemos son aquellos que nosotros mismos nos ponemos. Siempre fue así y siempre lo será.

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Miércoles, 25 de octubre de 2017

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Imagen: RANGGI MANGGALA en Unsplash