El problema es que todos (yo incluido) nos preocupamos por muchas otras cosas antes que por la calidad.
Porque sí, la calidad es subjetiva y un libro que para mí es una mierda para ti puede ser una maravilla.
Aún así, nadie habla de la calidad. Parece que es hasta de mala educación decirle a otro escritor que su libro no es bueno.
La cubierta de tu libro es muy importante, igual que tu sinopsis, la muestra y el precio. Pero muchos libros que cubren de forma aceptable, buena o hasta sobresaliente cada uno de esos apartados fallan en la calidad más básica. No se trata de faltas de ortografía, se trata de contar una historia que atraiga primero y después enganche al lector.
Si tu libro no tiene el éxito que esperas, tienes que aceptar que quizá la portada o la sinopsis no tienen la culpa.
No tengas miedo a escribir y publicar libros malos. Primero, los has escrito y publicado, cosa que no hace el 99% de los que te criticarán. Y segundo, piensa en ellos como un aprendizaje y encuentra las lecciones que hay en cada uno de esos fracasos.
Porque nadie te va a poner en una lista negra. Si tu libro es malo y no se vende, la gente no lo leerá y pasará desapercibido. Pero eso no impide que te formes una carrera o que te esfuerces más en el próximo libro.
Eso es lo realmente importante. Si escribes para recibir elogios, te has equivocado de carrera.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Calum MacAulay en Unsplash