A medida que van pasando los meses, voy tomando más y más decisiones para impulsar mi carrera de escritor, porque si hay algo seguro es que los libros no se escriben solos. Si quieres escribir un libro debes estar dispuesto a trabajar muy duro para conseguirlo y desconfiar de todos los métodos mágicos para escribir un libro en una semana; puedes hacerlo, pero solo si dejas de perder el tiempo en distracciones y te pones a escribir.
Ya he hablado en otra entrada sobre cómo eliminar las distracciones me ayudó a terminar La Cosmonave Perdida, y en los últimos días he comprobado que una vez que inicias ese proceso, es fácil llevarlo hasta el final. En este caso, lo que he hecho ha sido adelgazar mi dieta informativa a su mínima expresión.
Para quien no conozca el término dieta informativa, está relacionado con la sobreabundancia de información que caracteriza a nuestra época. Escribí mucho al respecto en mi otro hogar digital, sosteniendo la tesis de que en la actualidad la oferta de información supera con mucho a la demanda y, por ello, nos encontramos con que debemos seleccionar nuestras fuentes informativas. La razón es bien simple: el consumo excesivo de información conduce a la desinformación, y además hace que pierdas mucho tiempo simplemente con mantenerte al día.
Para un information junkie como yo, cuesta tener que prescindir de esas cosas. Tanto por mi forma de ser como por mi trabajo, me gusta tener toda la información posible a mi disposición para yo luego filtrarla y decidir, pero me he dado cuenta de que no es necesario ni tampoco útil. Mi tiempo, como el de todos, es muy limitado y tengo que elegir bien en qué lo invierto.
Hay líneas rojas que no se van a cruzar, como el tiempo que paso con mi pareja, con la familia o con los amigos, pero después de eso lo más importante es el tiempo que dedico a escribir y no puedo gastarlo en otras cosas que no me reportan la misma satisfacción. Simplemente con eliminar las suscripciones de mi Feedly que no actualizan o que no me aportan nada, las he reducido en un tercio. Sigo igual de informado que antes, e incluso mejor, porque cada cosa que leo realmente me aporta algo.
Si no usas Feedly o no acostumbras a seguir blogs o páginas web, ese consejo no te servirá de nada, pero hay otro que sí y que yo sigo desde hace años: deja de ver la televisión. Hace por lo menos cinco años que no veo la televisión regularmente y es lo mejor que he podido hacer, no solo para escribir, sino para poder aprovechar mi ocio de mil formas distintas. Cuando escucho a compañeros aquello de «no ponen nada bueno en la tele» y ya dan la noche por perdida, me indigno. Lee, escribe, habla con tu pareja, juega con tus niños, vive. Créeme, no necesitas para nada la televisión.
Finalmente, el otro aspecto en el que estoy eliminando distracciones es en mis lecturas. En mi perfil de Goodreads puedes ver los últimos libros que he venido leyendo, y verás que están enfocados a consolidar y aumentar mi conocimiento del género de la ciencia ficción o a profundizar en el arte de la escritura. De vez en cuando, leo algún libro que no tiene nada que ver con esos dos temas para despejarme, pero intento que cada libro que leo me aporte algo para mi carrera.
Y por supuesto, todos estos consejos no sirven para nada si no cumples con la primera de las Reglas de Heinlein. Tu carrera de escritor debe centrarse en la escritura y debes sacar todo el tiempo posible, de dónde sea, para escribir. Así que voy a dar por concluida esta entrada y continuar con la escritura de mi segundo libro.
¿Y tú? ¿Ya has eliminado las distracciones y te has puesto a escribir?