Todo escritor vive con el miedo de perder su trabajo, especialmente cuando le ha ocurrido. Créeme, no hay nada que te cabree más que perder horas de trabajo porque el sistema operativo se ha congelado o porque, por misteriosas razones, se te cierra tu procesador de textos. Si lo has sufrido como yo, tranquilo; Scrivener está aquí para que nunca jamás pierdas tu trabajo.

En ese sentido, la característica de Scrivener que más te va a salvar la vida es el guardado automático. Cada vez que estás escribiendo en tu proyecto y te quedas parado por dos segundos, el programa hace un guardado automático del mismo. Esto evitará que cuando tu portátil se quede sin batería o haya un corte de luz, pierdas horas de trabajo por no haberte acordado de guardar tu proyecto. Ya no necesitarás darle a guardar cada pocos minutos, porque Scrivener se ocupa de ello en segundo plano, de forma que nunca notarás cuándo está guardando tu archivo.

Para algunos esto puede resultar un inconveniente en lugar de una ventaja, porque estén acostumbrados a grabar cada hora o cada día y así tener una especie de «archivo histórico» de tu trabajo. El autoguardado de Scrivener anula esta posibilidad, ya que cuando quieras guardar utilizando Archivo > Guardar o Ctrl+S, el programa ya habrá guardado la mayoría de los cambios que hayas hecho. De hecho, uno de los grandes cambios de mentalidad que debes afrontar al usar Scrivener es que nunca necesitarás darle al botón de guardar. Pero si eres de lo que les gusta ocuparse del proceso, tienes un equivalente en la funcionalidad de las instantáneas, que veremos en una futura entrada; otra opción es usar las copias de seguridad.

Scrivener siempre guarda tus archivos, pero siempre puede ocurrir algún tipo de accidente en un millón que los corrompa y los deje inutilizables. Para esas eventualidades, Scrivener tiene una función automática de copia de seguridad. Por defecto, cada vez que cierras tu proyecto Scrivener realiza una copia de seguridad del mismo en una carpeta diferente; te generará cinco copias de seguridad, sobreescribiendo siempre la más antigua. Para muchos cinco es más que suficiente, pero si quieres subir ese número puedes hacerlo pulsando F12 para mostrar el menú de opciones y seleccionando la pestaña Copia de Seguridad.

Aquí puedes decidir en qué momento hace Scrivener sus copias de seguridad y cuántas quieres, si una cifra limitada (entre cinco y veinticinco copias) o todas las copias que genere el programa, además de determinar la carpeta dónde se guarden, si quieres ponerles fecha y si quieres que estén comprimidas en un ZIP. Como ves, una vez que lo has configurado a tu gusto, tienes que ser muy torpe para no poder recuperar tu trabajo si lo has perdido por cualquier circunstancia.

Si no estás conforme con las copias de seguridad automáticas, también puedes hacerlas en el momento que te apetezca. Si seleccionas Archivo > Copia de seguridad tendrás la opción para hacer una copia de seguridad y guardarla en el lugar que quieras, como el escritorio de tu ordenador o una memoria flash. Más opciones no puedes tener.

Sin embargo, como dicen los yanquis, shit happens. La mierda ocurre. Puede que te roben tu ordenador o que sufra un fallo fatal que deje el disco duro inservible. ¿Qué hacer en esos casos? Muy sencillo, haces una copia en la nube.

Trabajando en la nube

Te supongo familiarizado con Dropbox y otras herramientas de almacenaje similares; en el hipotético caso de que no las conozcas, se trata de discos duros remotos en los que tienes un espacio asignado. Si tienes una cuenta gratuita, serán unos cuantos gigas de capacidad, más que de sobra para la mayoría de tus necesidades; si precisas más espacio, con una cuenta de pago tendrás un terabyte o más de capacidad, hasta donde te puedas permitir.

Una de las más conocidas, puede que la que más, es Dropbox, en cuya cuenta gratuita puedes llegar a tener hasta 16 gigas de capacidad (si quieres hacerte una cuenta, hazlo pinchando en este enlace y los dos recibiremos 500 megas de regalo). Puedes acceder a ese espacio desde tu navegador o instalando el programa de Dropbox en tu ordenador; al hacerlo, creará una carpeta cuyos contenidos se subirán a la nube de manera automática, en segundo plano. Esta que ves abajo es parte de mi carpeta de Dropbox, y todo lo que meto en esa carpeta sube a la nube de forma automática.

Para asegurarte de que tus proyectos de Scrivener nunca se pierden, la forma más sencilla es trabajar con ellos dentro de esa carpeta de Dropbox. Todos los archivos se subirán automáticamente a tu disco duro virtual en la nube, y si tu ordenador se pierde o se malogra, solo necesitarás instalar Dropbox en uno nuevo y descargar esos archivos para seguir trabajando.

Trabajar en la nube también te será útil si quieres escribir desde distintos ordenadores, como el de casa y el del trabajo. Lo único que debes hacer es asegurarte que estés trabajando siempre con la última versión de tu documento, para ahorrarte dolores de cabeza y conflictos entre las versiones del programa. Por eso, si vas a trabajar en el mismo proyecto desde distintos ordenadores, el proceso ideal es que escribas, cierres Scrivener, aguardes a que Dropbox haya sincronizado la carpeta (esto es, haya subido los archivos a la nube) y solo entonces lo abras desde otro ordenador, donde deberás repetir este proceso. Tranquilo, todo este proceso te tomará menos de un minuto.

Por supuesto, no tienes por qué usar Dropbox si no te gusta. La lista de herramientas de almacenaje es lo suficientemente amplia para que puedas elegir la que más te guste y usarla del modo que he descrito. Google Drive, Box, OneDrive, Amazon Cloud Drive o Mega son solo algunas de esas alternativas. Elige la que más cómoda te resulte y adelante.

Moviendo tus proyectos

A estas alturas, puede que te hayas dado cuenta que los proyectos de Scrivener pesan muy poco. Eso se debe a que el programa guarda cada uno de los documentos que constituyen tu proyecto como un archivo RTF, que apenas ocupa espacio en tu ordenador. Esta característica hace que incluso proyectos con cientos de documentos no pesen más de unos pocos megas. Esto se debe al propio diseño del programa, para facilitar las copias de seguridad y también para poder mover los proyectos en tu disco duro.

La imagen superior te muestra varios de mis proyectos de Scrivener, contenidos en carpetas individuales. En tu ordenador, deberían seguir una disposición similar; para hacer una copia adicional o mover tu proyecto a otra localización, no tienes más que hacerlo con esas carpetas. Cuando tengas tu proyecto en el lugar que deseas, tan solo tienes que abrir la carpeta y después abrir el proyecto haciendo doble clic en el archivo .scrivx que tiene el mismo nombre que la carpeta. Dado que son carpetas de poco peso, no tardarás mucho en moverlas o copiarlas de un lugar a otro.

Como puedes imaginar, eso implica que además de todas estas funciones de guardado automático y copia de seguridad que te he estado explicando, también puedes hacerlo tú de manera más artesanal, copiando la carpeta en la que estás trabajando en una memoria flash, en otra carpeta de tu ordenador o incluso enviándotela por correo electrónico, comprimida en un archivo zip.

En fin, creo que ha quedado claro que tienes que ser muy inconsciente para perder tu trabajo con Scrivener. Incluso si por accidente borras la carpeta donde está tu proyecto, siempre tendrás la copia de seguridad automática que se guarda en una localización distinta de tu disco duro. En resumen, si eres un paranoico de la seguridad y crees que nunca hay suficientes back-ups, Scrivener está hecho para ti.

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