En mi opinión, el comentario de Jen Moraz a mi entrada de la semana pasada sobre Trackerbox (que puedes ver ahí arriba) muestra un sentir oculto en la blogosfera española. Existen muchos blogs en castellano dedicados a la escritura y parece que cada día hay más; sin embargo, parece que se centran una y otra vez en los mismos temas. Yo por lo menos he perdido la cuenta de las entradas que he visto en bitácoras de todo tipo sobre la importancia del blog para la carrera de un escritor o dándote consejos para tu wordbuilding.
Tampoco es que esté libre de culpa. Si buscas «blog» aquí, encontrarás más de una entrada dedicada al tema; sobre worldbuilding no vas a encontrar nada pero voy a remediar esa carencia en las próximas semanas (sí, estoy siendo sarcástico).
Hablando en serio, hace falta más información sobre otros temas no tan trillados, como cuál puede ser el mejor software para llevar el detalle de tus cuentas e ingresos, porque la parte empresarial del escritor independiente es mucho más que marketing online. Hay que hablar más de ventas, de los resultados de tus títulos en diferentes tiendas, de las buenas prácticas en la edición de un libro electrónico o del criterio que debes seguir para conseguir una buena portada (hecha por ti o hecha por otros, da igual).
Todo esto es necesario porque el escritor independiente no puede centrarse solamente en la parte artística de su oficio. A pesar de los mitos y de la imagen romántica que existe del escritor, la verdad es que hoy en día si quieres vivir de la escritura tienes que tener otros conocimientos. Piensa en ti mismo como un autónomo: tienes que saber cómo organizar tu tiempo, cómo ser productivo en el tiempo que tienes, cómo llevar al día tus gastos e ingresos o cómo conseguir nuevos clientes (lectores) y mantener a los que ya tienes, entre otros miles de bolas con las que haces malabares al mismo tiempo.
Puede que no sea una imagen bonita pero es realista, bastante más que la que muchos plantean. Tienes que tratar tu escritura como un negocio, siempre. Pero al mismo tiempo, nunca debes dejar que el negocio condicione tu escritura.
Si te parece que me estoy contradiciendo, deja que me explique.
Este oficio tiene un componente dual: el del arte y el del negocio. El acto de escribir pertenece por completo a la esfera del arte. Cuando escribas, no debes dejar que la esfera del negocio se inmiscuya; esto es, no intentes escribir para seguir la última moda o tendencia. Escribe solo aquello que te llene, que te inspire, que te apasione. Tienes que ser profesional y sentarte a escribir con regularidad, pero una vez que estás frente a la página en blanco, debes comportarte como un loco genial. Escribe aquello que nadie más es capaz de escribir.
Solo cuando lo hayas terminado, debes entrar en la esfera del negocio y ponerte el gorro de editor. Edita tu texto para eliminar erratas y púlelo hasta que quedes satisfecho, aunque no tienes que eternizarte en este punto. A la hora de corregir y editar se alcanza muy pronto el rendimiento decreciente. A partir de cierto punto, da igual que sigas echando horas que la historia no mejorará. Ahí es cuando debes contar con ayuda externa, sea de lectores beta o correctores profesionales.
Después de este proceso, debes ocuparte de crear el mejor envoltorio para tu historia. Crea o encarga que te hagan una portada atrayente y adecuada al género de tu historia. Redacta una sinopsis que sirva para intrigar al lector (si no sabes hacerlo, estudia las sinopsis de libros que te han gustado y busca las características comunes).
Por último, como empresario debes ocuparte de todo lo demás. Elige un precio adecuado a tu estrategia de precios. Compila y maqueta tu libro en papel y en electrónico, y ponlo a la venta en las tiendas online que consideres. Y por último, promociónalo dentro de tus posibilidades y sin ser cargante, recordando siempre que la mejor herramienta de marketing que tienes a tu disposición es escribir (y publicar) otro libro.
Es así de simple, que no sencillo. Sé humilde y no dejes nunca de aprender. Si te esfuerzas en que cada uno de tus títulos sea mejor que el anterior y repites este proceso una y otra vez terminarás ganando dinero, algo de lo que puedo dar fe, además de conseguir lectores que desean leer tus próximos libros. Si persistes en ese camino, terminarás viviendo de lo que escribes, como han hecho muchos escritores independientes antes que tú y que yo.
Ellos dominan el negocio del arte y el arte del negocio. Tú también puedes hacerlo.
Pero para eso debes recordar siempre que, por muy importantes que sean, ni tu arte ni tu negocio te bastan por sí solos. No solo necesitas dominar el arte y dominar el negocio, sino que tienes que estar dispuesto a trabajar veinticinco horas al día si es necesario. Porque —y esto es algo que debes grabarte a fuego— nadie te debe nada; todo lo que consigas has de ganártelo ofreciendo algo a cambio.
Lo que tienes que ofrecer es tu arte.
Cómo la ofreces es tu negocio.
¡Feliz escritura!
Perdona que lo diga así, pero es que es de lo más normal. Pasa en todos los campos. El nuestro es un país de autónomos, pero con formación de asalariados.
De acuerdo, tienes el título de fisioterapeuta, pero no sabes presentar el IVA. «Para eso están los gestores». No bonito, tienes que saber cómo se hace ¿O crees que el director del periódico -teóricamente- no sabe redactar la columna de deportes?
Parece que nos debe bastar con saber «de lo nuestro» y que con eso debería bastar. Pues creo que eso es correcto cuando trabajas en una organización en la que el trabajo se reparte, pero, cuando eres tú solo… Es que eres tú solo. No hay nadie más.
O pagas por el trabajo, o lo haces tú.
¿Has pensado en hacer algunas entradas sobre impuestos, conseguir subvenciones, contabilidad, mantenimiento y diseño web? xD
Al ser independiente, debes ser el hombre orquesta. Tienes que hacer lo mismo que Planeta de Agostini, pero tú solo. Todo lo que no hagas… simplemente no lo has hecho y contribuye negativamente en tu carrera.
Oh. Sorpresa.
Y repetidamente me he repetido en la repetición. Repito: tú solo.
¿Qué voy a decir que no hayas dicho ya, Alberto? Pues sí, para esto como en todo hay que saber de más cosas que de «lo tuyo» o estás perdido. Y puedes aprenderlas a base de ensayo o error, o aprendiendo de aquellos que han pasado por la misma situación. Es una perogrullada, pero es más fácil cerrar los ojos y desear muy fuerte que me vaya bien a arremangarse y ponerse a trabajar.
De todas esas entradas que mencionas, podría hablar de mantenimiento y diseño web por ejemplo, pero hay muchos sitios donde se puede encontrar esa información (porque los escritores no somos un copo de nieve especial y nos vale lo mismo que para cualquier otra web). De los otros temas, puede que caiga algo a medida que vaya experimentándolo en mis carnes.
¡Un abrazo, amigo!