Todos los escritores la hemos experimentado, esa sensación de que no merece la pena.
Es muy fácil rendirse a esa sensación, especialmente durante los primeros años de tu carrera, en los que a nadie le importa si escribes o no.
Parece que no hay consecuencias ¿cierto? Nadie te despedirá si no escribes y la mayor parte del tiempo no recibes recompensa alguna por escribir.
Sin embargo, cada vez que vas cediendo a esa sensación y dejas de escribir y concentrarte en tu carrera, te vas consumiendo poco a poco. Se hace más sencillo mantenerse sin hacer nada y la inercia te arrastra hasta el fondo.
No lo digo yo, lo dicen las leyes del Newton creativo, por si no lo sabías.
Así que no abandones. Aunque cueste retomar tus hábitos, hazlo.
O te arrepentirás el resto de tu vida.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Marco Bianchetti en Unsplash