Todos queremos pasar de ser escritores competentes a ser grandes escritores. Pero no es fácil, como bien puedes suponer.
Escribir de forma competente es como si haces trucos de magia ante tu familia y amigos. Puedes hacerlos bien, y aunque los hagas mal, ninguno de ellos te criticará de forma feroz.
Disfrutarán de tus trucos de magia porque te quieren. Tan sencillo como eso.
En cambio, para ser un escritor grande debes correr riesgos y probar esos trucos de magia ante los espectadores en la calle.
Eso supone, entre otras cosas, comparaciones con otros magos que llevan practicando su arte durante décadas. Porque los espectadores no van a tenerte el mismo cariño que tu familia y amigos.
Para ser brillante, tienes que hacer las cosas mejor que bien. Menos que eso y el público te ignorará por completo.
Porque cuando ven a un mago, o cuando leen una gran novela, el público no quiere quedarse con un «ha estado bien». Quiere quedarse con la boca abierta y decir «¿cómo ha hecho eso?».
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Jonathan Crews en Unsplash