Si intentas adivinar los gustos del público, es posible que acabes dando al público lo que le gusta y, por tanto, compren tus libros. Y también es posible que no les guste y que no los compren.
La razón es que el público no sabe lo que quiere.
Si J.K. Rowling le hubiera dado al público lo que quería, jamás habría concebido el mundo de Harry Potter.
Si Arturo Pérez-Reverte le hubiera dado al público lo que quería, nunca habríamos conocido al Capitán Alatriste.
Al público no le interesan las cosas nuevas, solo quiere más de lo mismo. Pero cuando descubre un libro que es nuevo y apasionante, puede volverse loco.
Puedes escribir lo mismo que todo el mundo, siguiendo los gustos del público. Puede que tus libros se vendan o no, depende de la calidad de los mismos y de muchos otros factores.
O puedes escribir algo nuevo y diferente, siguiendo tus propios gustos. Puede que tus libros se vendan o no, depende de la calidad de los mismos y de muchos otros factores.
La elección es tuya.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Benny Jackson en Unsplash