Si repasas las historias de éxito de otros escritores, en su mayor parte ninguno sabe a qué atribuir ese éxito.

De hecho, el triunfo parece ser tan aleatorio que es fácil atribuirlo a factores como la suerte, el talento u otros factores que no puedes controlar.

Pero lo único que necesitas es perseverancia. Se trata de poner ladrillos, ni más ni menos. 

Compruébalo. Por cada historia de un escritor que triunfa gracias a la diosa Fortuna, tienes una docena de otros que lo hecho trabajando.

Nada es para siempre. Incluso los que triunfan con su primer libro luego tienen que demostrar que lo valen con un segundo.

Así que ya sabes. Dedícate a poner ladrillos y buscar una mejora continua en tu escritura.

Intenta ser hoy un poco mejor de lo que fuiste ayer. Y mañana ser un poco mejor de lo que has sido hoy.

Cuando quieras darte cuenta, serás mucho mejor de lo que eras cuando empezaste.

Mañana, más. ¡Feliz escritura!

Imagen: Lindsay Henwood en Unsplash