Cuando tienes una tarea ingente por delante, es fácil sentirse abrumado, incluso paralizado. 

El truco, como ya deberías saber, es comerse el elefante. Y no pensar más allá de tu horizonte cercano.

A la hora de escribir un libro ocurre lo mismo. En mi caso, La Guerra del Ayer va con retraso, pero voy avanzando poco a poco.

Es normal que ocurran estas cosas, especialmente cuando tienes que concluir una historia de forma satisfactoria y llevas tres libros creando expectación para ese gran final.

Lo que debes hacer en esos casos, lo que hago yo, es no paralizarte ni abrumarte. Eso es lo peor que te puede pasar.

Cada avance, por pequeño que sea, crea inercia y la inercia puede ayudarte a seguir cuando te fallen las fuerzas. 

Recuerdas las leyes del Newton creativo: no te pares nunca. 

Mañana, más. ¡Feliz escritura! 

Imagen: Gabriel Matula en Unsplash