La carrera de cualquier escritor es como un iceberg. Desde fuera solo ves una pequeña parte, la más vistosa y agradecida, esa que habla de ventas, acuerdos millonarios, adoración de las masas o lo que sea que consideres un éxito.
Pero lo que nunca se menciona es toda la parte que no se ve. Los años de trabajo duro, arrancando horas al día para poder escribir. Las dudas, los miedos, la incomprensión del entorno o incluso la oposición absoluta. Elige cualquier escritor o escritora que quieras como modelo, todos ellos han pagado con creces el éxito, mayor o menor, que ahora disfrutan.
¿No te parece presuntuoso pensar que puedes disfrutar de la parte vistosa del iceberg si no has construido los cimientos que nadie ve, pero sostienen toda la estructura?
Un músico no pretendería ser considerado un maestro si solo ha aprendido a ejecutar una pieza.
Un pintor que solo ha pintado un cuadro no es más que un aprendiz.
Un escritor que ha escrito una sola novela, por muy buena que esta sea, todavía tiene mucho que demostrar.
La maestría no es un objetivo, la maestría es un viaje en el que te conviertes en maestro de lo que sabes y aprendiz de aquello que no sabes. Si no quieres seguir aprendiendo, jamás podrás ser un maestro.
Prepárate para un viaje muy largo. Si quieres éxitos rápidos, mejor dedícate a otra cosa.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
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Viernes, 6 de octubre de 2017
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Imagen: Matt Cannon en Unsplash.