Después de leer este post de Jaime Blanch —al que mando un abrazo y todo mi apoyo— sobre cómo le han saboteado en Amazon, uno se queda un poco a cuadros. Piénsalo, ¿qué sentido tiene dedicarte a crear cuentas falsas para poder escribir reseñas negativas de los libros de otros escritores? Si ya es patético que lo hicieras para escribir reseñas positivas de tus propios títulos, hacerlo para meterle una reseña de una estrella a otro es simplemente mezquino.
Pero indica algo más importante: que personas como esas no tienen ni idea.
No tienen ni idea de cómo funcionan las relaciones entre escritores. Los demás escritores no son tu competencia. Los lectores que consiguen no son lectores que te quitan a ti. El éxito de otros escritores no implica que tú vayas a fracasar. Porque otros sumen, no significa que te vayan a restar a ti.
No tienen ni idea de lo que es realmente una reseña. Leí un libro de Derek Murphy y me pareció malo, así que escribí mi opinión sobre ese título y ya está. No me dediqué a buscar qué mas libros tiene publicados para seguir criticándole ni declaré una vendetta contra él. Y como ese, hay otros libros que no me han gustado nada y escritores que no me gusta cómo escriben, pero nunca voy «a por ellos». La verdad, tengo mejores cosas que hacer con mi tiempo y, de hecho, le deseo al señor Murphy todo el éxito del mundo (que parece que tiene, y bastante más que yo).
No tienen ni idea de cómo hacer que sus libros funcionen y por eso intentan burlar el sistema. Publicar es muy sencillo, tanto que ya no es un trabajo, sino un botón. Conseguir que la gente compre tus libros es una cuestión totalmente diferente y nadie tiene la llave mágica para conseguir las ventas, así que buscan maneras de burlar el sistema. Si las reseñas son buenas, voy a hacer que mis libros tengan muchas reseñas, aunque sean falsas. Si es bueno tener muchos títulos publicados, voy a publicar mis libros dos y tres veces, cambiando la portada y una palabra del nombre, a ver si cuela. Si es bueno usar palabras clave, voy a transformar el título en un párrafo lleno de palabras clave. Lo que sea, menos dejar que el libro se venda, o no, por sus propios méritos.
Y lo peor es que no tienen ni idea de qué es el respeto. Respeto por el resto de escritores que intentan ganarse la vida como ellos, o cumplir su sueño de ser publicados. Respeto por los lectores, a los que solo quieren como compradores sin molestarse en ofrecerles una buena experiencia literaria a cambio de su dinero. Y respeto por ellos mismos, porque se creen tan listos que nadie se dará cuenta y lo único que hacen es retratarse ante todos.
Sí, ya sé que estúpidos los hay en todas partes y que por mucho que pienses en lo mejor de los demás tienes que prepararte para lo peor, pero la vida ya es suficientemente difícil para dedicarte a poner zancadillas. Todos esos comportamientos son propios de patio de colegio y ya es hora de comportarse como adultos responsables de sus actos. Pero no, es mucho más fácil ocultarse tras un seudónimo y fastidiar a los demás.
Lo bueno de esto es que todas esas personas van a tener una carrera muy corta, porque en cuanto vean que sus artimañas no funcionan y que no logran burlar al sistema, buscarán otro campo en el que medrar. Entonces, los que sigamos aquí podremos respirar tranquilos.
Hasta que aparezca el siguiente imbécil, claro está, pero ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos.
Imagen: Insomnia cured here vía Flickr.
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