La autopublicación ha eliminado todas las barreras entre escritores y lectores, y una de las primeras consecuencias es que se publican muchos libros. Demasiados, pensarán algunos. Según las estadísticas de la UNESCO que recoge Worldometers, en lo que va de año se han publicado casi dos millones de títulos en todo el mundo. Si nos fijamos en una tienda concreta, como Amazon, en los últimos 90 días se han publicado (al menos el día 2 cuando lo consulté) 284.465 nuevos títulos, que tampoco está nada mal.
Muchos escritores noveles ven eso como un obstáculo. ¿Cómo van a encontrar los lectores su libro entre tantos otros? Ya he hablado antes en esta bitácora de los tipos de lectores, o de cómo encuentran libros los lectores, por lo que ya deberías saber la respuesta. Los lectores siguen encontrando libros ahora igual que hace décadas. Por recomendaciones de fuentes en las que confían o descubriendo títulos nuevos cuando van de compras. Nada ha cambiado.
O casi nada. Porque existe un nuevo medio que es internet, que está permitiendo que muchos lectores puedan descubrir obras a las que antes no tenían acceso, bien sea a través de las tiendas online o de recomendaciones de nuevas fuentes que antes no conocían (como pueden ser los booktubers o los blogs de reseñas).
Más allá de eso, todo sigue igual. Repito: los lectores siguen encontrando libros ahora igual que hace décadas. Lo que pasa es que antes solo podías tomar como referencia las recomendaciones de tus amigos o las críticas del suplemento cultural del periódico y ahora, además de esas, tienes cientos de fuentes más con las que informarte. Por eso no importa que se publiquen millones de nuevos títulos cada año (algo que, de hecho, ya pasaba antes de que llegara internet y la autopublicación).
Incluso así, sigue habiendo quien cree que será imposible que los lectores encuentren su libro en esa miríada de nuevos títulos. Además, sostienen, la mayor parte de esos títulos son una mierda. ¿Cómo no va a ser así si se han saltado el filtro de las editoriales, que nos aseguran un mínimo de calidad? Obviaré la mayor parte de las estupideces que hay en ese argumento para centrarme solo en una: la imposibilidad de encontrar un título entre millones.
Hay más de mil millones de sitios web en internet, de los cuales una gran parte son una mierda y otra gran parte es porno. Sin embargo, de alguna manera, tú que me estás leyendo has venido a parar aquí.
Entre los más de 1.000.000.000 sitios web de la tierra, has llegado a Confesiones de un escritor.
Puede que seas uno de mis suscriptores (¡Gracias!), puede que me estés leyendo porque alguien ha compartido esta entrada en sus redes sociales y te pareció interesante, o puede que hayas llegado a través de Google u otro buscador. Da igual, el caso es que estás aquí.
Vivimos en una era en que es sencillo encontrar aquello que nos interesa. Puede que requiera un poco de esfuerzo por nuestra parte, pero no hay ninguna barrera entre nosotros y los contenidos que nos gustan. Si has venido a parar a esta entrada, imagino que tienes interés en la autopublicación, que eres un escritor autopublicado o que piensas autopublicar en el futuro. En caso contrario, lo más seguro es que ni siquiera leas jamás este texto.
Lo mismo ocurre con los libros. Nunca me cansaré de repetirlo: no olvides como escritor lo que sabes como lector. Los lectores no son (somos) tontos y saben cómo encontrar libros que puedan gustarles. Descubrirán, o no, tu libro a su propio ritmo, no cuando tú quieras. Lo más que puedes hacer es incrementar las posibilidades de ser descubierto, que no es poco. Un lector al que le guste la ciencia ficción terminará topándose con mis libros a poco que se mueva por internet, bien sea en Goodreads, en reseñas en otros blogs o por la recomendación de alguien. Si no lo compra en ese momento, será porque no termino de llamarle la atención o porque no he aparecido las suficientes veces en su radar como para que me tenga en cuenta.
Aclaro que esto último no significa que si ese lector ve cien tuits de propaganda de mi libro vaya a ir corriendo a comprarlo; significa que solo cuando haya aparecido suficientes veces en sus fuentes de confianza, sean las que sean, se planteará el comprarlo. ¿Cuántas veces son suficientes? Pues depende de cada lector, así que ni te molestes en intentar encontrar una cifra. Si intentas forzar la exposición de tu libro y aparecer hasta en la sopa, conseguirás alienar a tus potenciales lectores, no convencerles.
No olvides nunca que los lectores no son (somos) tontos. Son capaces de detectar a la legua cuando les quieren vender algo y no les gusta que les vendan. Quieren descubrir sus propias lecturas, a su propio ritmo. Tu labor aquí es aumentar las posibilidades de que te descubran. ¿Cómo puedes hacerlo?
- Publicando en todas las tiendas posibles para no limitar tus lectores.
- Creando una plataforma de autor que te permita generar una lista de correo para llegar a tus lectores de forma directa.
- Asegurándote de que no haya obstáculos para que compren tu libro, esto es, que tu portada sea adecuada y atrayente, que tu sinopsis cuente el argumento sin destrozar la historia, que la muestra de tu libro enganche y no genere rechazo, y que el precio del mismo no haga al lector pensárselo dos veces antes de comprar.
- Vigilando que tanto el envoltorio (portada, sinopsis, metadatos…) como el continente (maquetación, corrección ortotipográfica…) tienen el acabado más profesional posible. Un lector puede perdonar fallos en uno o varios de esos aspectos, pero si son tantos que lo sacas de la historia, estás perdido. Tu trabajo como escritor es evitar eso.
- Escribiendo el siguiente libro. Con un solo libro, no te vas a poder retirar y con dos, tampoco. Escribe y haz crecer tu catálogo, estableciendo recorridos para tus lectores; cuantos más libros tengas, más posibilidades de que un lector te descubra.
- Escribiendo una historia digna de ser leída. Ninguna otra acción surtirá efecto si no cumples de manera religiosa con este punto.
Ahí lo tienes; si cubres esos seis aspectos, tus posibilidades de ser descubierto aumentarán exponencialmente. Sí, suponen un montón de trabajo pero es el peaje que has de pagar si quieres el éxito. Nadie te debe nada, al fin y al cabo.
¡Feliz escritura!
Imagen: Mike Wilson vía Unsplash