En todo lo que emprendas en la vida, deberías prepararte para lo peor, para el escenario más destructivo que se te ocurra.
No se trata de llamar al mal tiempo o ser gafe, sino de estar listo cuando vienen mal dadas.
Si por desgracia se produce ese peor escenario, estarás preparado para afrontarlo. Sin embargo, normalmente nada es tan malo como parece. Todo tiene solución salvo la muerte, al fin y al cabo.
Con todo, prepararte para el peor escenario puede rendirte beneficios más tarde.
Porque cuando las cosas no son tan malas como preveías en un principio, resulta que ahora estás por delante, y eso puede marcar la diferencia en el futuro.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: jens johnsson en Unsplash