Creo haberlo dicho en más de una ocasión, pero no está de más repetirlo. Si escribes, prepárate para que te juzguen.
Cualquier persona se creerá con el derecho de opinar sobre lo que escribes, sin conocer las circunstancias de tu vida o los motivos por los que has escrito eso y no otra cosa.
Te expones a que alguien, que puede que ni siquiera haya terminado tu libro, lo juzgue indigno, inferior o banalice los temas de los que hablas.
Corres el riesgo de que te traten de mercenario o prostituta por lo que escribes, dando por hecho que tomas la ruta fácil, sin conocer la historia que hay detrás.
Puede que incluso te llamen plagiador, delincuente o algo mucho peor, amparándose en su condición de lectores, y que cualquier respuesta por tu parte sea tratada como una rabieta de alguien incapaz de aguantar una crítica.
Para todo eso y más, debes prepararte. Porque, de una manera u otra, te va a pasar si persistes en este loco sueño de vivir de lo que escribes.
Mi mejor consejo es que practiques el arte de la ignorancia. Recuerda lo que dice el refranero sobre el mayor desprecio posible.
Por experiencia, te digo que la mejor manera de callar bocas es demostrar que se equivocan.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
Imagen: Kristina Flour en Unsplash
Ahí, ¡dando ánimos! Jajaja, a ver, que tienes razón. Eso, y prepararse para recibir malas críticas de tus libros, que esa es otra…
Para eso y para mucho más hay que estar preparado, David. ¡Un abrazo!