Hoy es martes y 13, que además del día de Josema y Millán, es el día de la mala suerte por excelencia. Esa es una de las quejas que suelen tener muchos escritores noveles cuando ven que su carrera no despega. Tengo muy mala suerte o No he tenido suerte son una de las excusas más habituales cuando un escritor se topa con la realidad, y la realidad es que es muy difícil triunfar como escritor. Lo era antes de la revolución digital y lo sigue siendo ahora, puede que todavía más. La suerte puede ser un factor que ayude a que tu carrera despegue, pero no es el factor más importante, sino tu actitud y tu trabajo.
Puede que ahora mismo estés pensando que no tengo ni idea de lo que hablo. No voy a perder el tiempo en defenderme, puedes ver los libros que he escrito y las entradas que llevo publicando en esta bitácora desde hace casi un año. Lo que sí te voy a decir son los motivos por las que tu carrera de escritor no está yendo cómo piensas que mereces. Una vez que hayas leído estas trece razones, hablamos de nuevo.
- Te empeñas en escribir EL libro en vez de tu libro. Todos hemos soñado con escribir la gran novela de nuestro tiempo pero el problema es que tú no vas a ser el autor. Serán los lectores hoy y la posteridad después los que decidan el mérito de tu obra; por mucho que la revises, edites, reescribas en busca de la perfección no lo vas a conseguir. El libro perfecto no existe y cuando lo publiques, siempre habrá lectores que te encuentren fallos y que piensen que lo que has escrito es una bazofia. Asúmelo y deja de obsesionarte con conseguir algo que no puedes controlar.
- No estudias el mercado, es decir, no sabes dónde te metes. Si quieres vivir de la escritura, tienes que conocer el mercado para el que escribes. ¿Quieres tener muchos lectores? Observa lo que están leyendo esos lectores y ofréceles una historia parecida pero mejor. ¿Quieres que te publique una editorial de prestigio? Estudia bien los requisitos para formar parte del catálogo de esa editorial y escribe una historia que no puedan rechazar, dentro del género que trabajen. El 99% de los casos, una editorial de novela romántica no publicará tu novela de ciencia ficción, por mucho que insistas en la importancia de la trama amorosa. ¿Quieres autopublicarte? Pues aprende cómo hacerlo y no intentes inventar la rueda; aprende de otros autores y no tengas miedo a preguntar. Es mejor parecer un tonto una vez que ser siempre un ignorante.
- Crees que tu trabajo terminó al escribir FIN. Acabar tu libro es un paso importante en tu carrera, pero no es el último. Los tiempos en que el trabajo de un escritor se limitaba a escribir ya se fueron, si es que alguna vez existieron. Piensa en tu libro como una película que debe pasar por el proceso de postproducción y de promoción. Una vez que has terminado con su vida como estreno, debes promocionar el lanzamiento a DVD y Blu-Ray y cuando pase un tiempo, ocuparte de celebrar los aniversarios con una edición remasterizada. Un libro es igual: debes editarlo y corregirlo; promocionarlo al máximo de tus capacidades en el momento de su publicación; volver a promocionarlo cuando haya pasado un tiempo; preparar una nueva edición si ves que la actual no funciona, con nueva portada y sinopsis; promocionar esa nueva edición… ¿Suena como mucho trabajo? Lo es, y es TU trabajo.
- No corriges ni editas tu libro. Si ya es importante terminar un libro, todavía es más importante corregirlo y editarlo. Muchos escritores noveles se empeñan en buscar un primer borrador perfecto, sin agujeros en la trama y con un lenguaje cuidado hasta el más mínimo detalle. Aunque no es malo aspirar a la perfección en tu primer borrador, es mucho más importante terminarlo para poder trabajar con él. Puedes corregir y editar una mala historia terminada y convertirla en una buena historia, incluso una excelente historia, pero no puedes editar una excelente historia a medio terminar. Para muchos escritores, escribir es en realidad reescribir y no hay nada malo en ello. Asume que tu primer borrador será muy mejorable; no pasa nada, por eso se llama primer borrador.
- Tienes que saber escribir si quieres escribir. Es una perogrullada, cierto, pero si quieres llamarte escritor tienes que saber escribir y eso implica conocer las reglas de la ortografía y la gramática, además de cómo funciona el lenguaje. Estoy harto de ver a escritores que siguen tildando los pronombres demostrativos y el adverbio solo cuando hace años que la Real Academia aconseja lo contrario. Las palabras son la herramienta de trabajo del escritor; si no sabes usarlas bien, tienes que aprender. Lo mismo ocurre con las reglas ortográficas y gramaticales; tienes que conocerlas para poder romperlas. José Saramago podía jugar con los signos de puntuación y usarlos de forma incorrecta porque sabía cuál era la forma correcta. Cuando llegues al nivel de Saramago podrás hacer lo mismo, pero no antes.
- No aceptas ni escuchas las críticas. Desde el momento en que quieres escribir, vas a exponerte al mundo y eso significa que vas a recibir críticas. Muchas serán injustas y otras serán malintencionadas, pero también recibirás críticas constructivas que tienes que saber reconocer. Necesitas ser humilde para reconocer que tus textos pueden mejorarse y una buena crítica puede ayudarte, pero no lo hará si te escudas de toda crítica y no sabes aceptarlas. Aunque te parezca mentira, si todas las críticas negativas a tu libro coinciden en algún aspecto casi con toda seguridad es debido a que tu novela cojea en ese aspecto. Aprende a escuchar y aceptar las críticas, especialmente de aquellas personas a las que se las pides.
- Solo has publicado un libro. La inmensa mayoría de la población no tiene el empuje o la persistencia necesaria para finalizar un libro, así que si tú has conseguido terminar y publicar uno, ¡enhorabuena! Formas parte de los elegidos. Ahora bien, si crees que con un solo libro vas a lograr vender millones y retirarte, estás muy equivocado. Un único título no va a convertirte en el escritor de moda ni va a conseguir que Hollywood se fije en ti para comprarte los derechos. Si quieres construirte una carrera y un nombre, necesitarás varios títulos y mucha paciencia.
- No dedicas tu tiempo a la escritura. Para escribir no basta con dedicar un ratito todos los días. Eso es un principio, pero no será suficiente para vivir de la escritura si es eso lo que deseas. Tienes que dedicar todo tu tiempo a ello y no debería costarte si realmente es tu pasión. Después de mi experiencia en el NaNoWriMo, sé que puedo ser muy productivo a pesar de todas las cosas que ocupan mi tiempo. Trabajo, tareas de la casa, atender a la familia y los amigos… todo eso es importante, pero siempre hay tiempo para escribir. Si no lo encuentras, elimina distracciones como ver la televisión o las redes sociales. El día tiene 24 horas para todos; si otros pueden sacar tiempo, tú también.
- Tu portada deja mucho que desear. Un mito muy extendido entre los escritores noveles es que una buena historia es lo que hace que se venda un libro. Tiene parte de verdad, como todos los mitos, pero lo que no dice es que los lectores sí juzgan un libro por su portada. Así que si no tienes una portada profesional y atractiva, el 99,9% de los lectores no va a leer tu obra maestra. Por tanto, preocúpate de conseguir una buena portada, bien haciéndola tú o encargándola a un tercero si no sabes. La portada es lo primero que ven los lectores; si no haces que les llame la atención, será lo último que vean de tu libro.
- No te preocupas por aprender el oficio. Escribir es sencillo; escribir bien es bastante más complicado, pero suponemos que es sencillo porque todo el mundo sabe escribir. Por eso el escritor debe vivir en un proceso de aprendizaje continuo, no solo de los aspectos del lenguaje que explicaba antes sino también de los elementos que constituyen una historia. Tienes que saber crear personajes atrayentes con voz propia, escenarios detallados pero que no interfieran con la lectura y argumentos que atrapen al lector y no lo suelten. Para eso tienes que leer mucho y de todos los géneros; lee manuales de escritura y técnicas narrativas y estudia los libros que te gustan y por qué te gustan. Esa es la manera de aprender el oficio además de que…
- Tienes que escribir mucho y con regularidad. La escritura es una de las artes y, como todas las demás artes, debes practicar para alcanzar la perfección. Vemos bien que un pianista dedique varias horas cada día a practicar, pero si un escritor publica muchos libros a lo largo del año asumimos que son libros malos. ¿Por qué? Por el mito tan extendido de que escribir rápido produce mala escritura mientras que escribir con lentitud y pensando cada palabra es la manera correcta de escribir. En este caso, la verdad es que hay obras maestras de la literatura que se escribieron en cortos períodos de tiempo, así que el mito no es cierto. Por tanto, escribe todo lo que puedas; todas esas palabras son práctica que mejorará tu arte.
- Piensas que por haber escrito un libro la gente debe leerlo. Algo que puede dar al traste con tu carrera de escritor es la errónea percepción de tu propia importancia. Puedes haber escrito un libro bueno, incluso excepcional, pero a un lector eso le da igual. Nadie te debe nada, así que no puedes reclamar. Es perfectamente posible que hayas hecho todo bien, tu libro sea genial, tu portada increíble y tu sinopsis atrayente, pero que no vendas nada. Esto es así porque el hecho de que hayas terminado un libro no obliga a nadie a leerlo ni mucho menos a comprarlo, más allá de tus familiares y amigos. Esto es así y querer negarlo es engañarte a ti mismo, así que asúmelo.
- Te rindes. Esta es la razón principal por la que termina la carrera de muchos escritores. Mucha gente está cegada por el sueño de ser un escritor inspirado por las Musas que escribe una o dos páginas al día, hasta que completa un libro. La realidad es mucho más dura, tienes que echar muchas horas para lograr algún resultado e incluso cuando has acabado un libro, puedes encontrarte con que los lectores lo critican salvajemente o, peor aún, lo ignoran. Muchos se rinden porque el de escribir es un trabajo duro, ingrato, solitario y poco valorado, pero olvidan algo importante. Escribir es el mejor trabajo del mundo porque, si a base de esfuerzo y constancia logras vivir de ello, te pagan por contar historias. Así que ya sabes, no te rindas.
¿Te reconoces en alguna de estas razones? Si lo haces, cambia de actitud, mucho ánimo y trabaja duro. Nadie puede garantizarte el éxito y será un camino largo y difícil, pero lo bueno de la revolución digital es que ha eliminado las barreras y nunca ha habido mejor momento para ser escritor. Puede que no llegues a ser un superventas, pero no lo sabrás si fías todo a la suerte. Yo comparto la opinión del cineasta Samuel Goldwyn, que resumió la actitud que debes tener con respecto a la suerte en esta frase: Claro que creo en la suerte: cuanto más duro trabajo, más suerte tengo.
¡Feliz martes y 13!
Imagen: David Sykes vía Flickr.
Muy buen artículo, con muy buenos consejos (de alguno, de hecho, querría preguntarte más y creo que lo haré) 😉
En cuanto a lo de que estás harto de ver escritores que todavía acentúan los pronombres demostrativos y el adverbio «sólo», yo soy una de ellas. Es mi recurso al pataleo. No estoy de acuerdo con esa norma, que la Real Academia adoptó, como con casi todo lo que hace últimamente (lo de las «almondigas» es un delito de alta traición contra la lengua).
¿Qué tal esta frase: «Francisco comió solo una tortilla»? ¿Sólo tomó una tortilla? ¿O comió solo?
Con respecto a los pronombres demostrativos, también presentan sus problemillas en ocasiones.
Mi corrector me está corrigiendo todos los pronombres en mis historias de Carter & West y está quitando todas las tildes. Yo le estoy aceptando las correcciones. De hecho, ahora estoy trabajando con la reescritura que compondrá el siguiente libro y, para ahorrarle trabajo, ya escribo yo solita los pronombres sin tilde. Pero lo siento como una traición a mi propia decisión de patalear contra los académicos, que lo sepas 😉
Bueno, saludines y ya tuiteo el artículo, que es buenísimo, como siempre.
Muchas gracias Ana, y no patalees que ya somos mayores y no tenemos razones para hacerlo. Las reglas pueden gustar o no, pero son las reglas y si no se siguen se está haciendo mal, nos guste o no. A mí tampoco me hizo mucha gracia lo del solo, pero una vez que se acostumbra uno no hay mayor problema. Ya estás viendo además como tu corrector, con buen criterio, te lo está corrigiendo todo así que no sientas que pierdes una batalla o que estás traicionada. Nadie iba a aplaudirte por seguir tildando los pronombres demostrativos, al contrario, te dirían que lo estabas haciendo mal 😉
¡Saludos y nos vemos en los blogs!
Hola, Miguel Ángel:
He leído muchos de sus artículos y me encanta esa expresión tan amena y directa que domina tan bien. No obstante, lamento comunicarle que, en este sentido, estoy totalmente en desacuerdo. En general, me parece muy triste que tantísimas mentes creativas tengan tanta creatividad para sus obras pero poco ingenio a la hora de argumentar o utilizar la dialéctica (indispensable cuando se expresan juicios y opiniones). Debemos, pues, mantener una mentalidad juiciosa y crítica. Considerar que algo es más o menos correcto sólo porque lo estima la Academia, considerando que sus miembros van y vienen e históricamente se ha contradicho en varias ocasiones, cae en la falacia aristotélica ad verecundiam. Si concuerda con el actual sistema, debe argumentar, por ejemplo, que «así se dota de mayor consistencia al marco ortográfico», «simplicidad y sencillez escrita», etc.; pero, un «porque lo dice la RAE» no constituye argumento válido; pues, de hecho, la RAE no dijo «porque lo digo yo», sino que trató de aportar razones. Por tanto, habrían de estudiarse esos argumentos y cuestionarlos a la luz de una mayor imparcialidad y menos etnocentrismo; un pecado casi identitario de la Academia. Si ésta argumenta que optó por suprimir las tildes diacríticas en los pronombres demostrativos, su argumento se desmorona por sí solo cuando comete la contradicción de aceptar el leísmo por «cuestión histórica». Una persona versada en lógica formal sabe que nunca se puede cambiar de criterio para justificar unos argumentos y rechazar otros. Si el leísmo masculino singular está aceptado por carácter histórico, ¿acaso es menos «histórica» la distinción por tilde diacrítica según la función gramatical?
Más abajo, vuelve a cometer la misma falacia al nombrar al corrector. Tenía la opción de estar en su contra aportando motivos; sin embargo, para justificar la primera falacia recurre a un argumento circular. Por último, comete una típica falacia ad populum: considerar que algo está bien o está mal simplemente por así lo juzga la «mayoría». La mayoría siempre carece de legitimidad en cuanto a la razón (¿cuántos creían epocas pasadas que la Tierra era plana?). A pesar de ello, insisto, ¿acaso conoce realmente qué es lo piensa la mayoría? Para colmo, introduce un ‘nadie’; en consecuencia, incurre también en la falcia de la generalización. Una mentira, en pocas palabras.
Respeto las consideraciones de los demás; mas, lo siento: no me uniré al carro de aquéllos que siguen a la RAE como dogma de fe, sin cuestionarse sus políticas, argumentos o dislates. Tengo suficiente dominio de la lengua española como para decidir por mí mismo en lo que atañe a estilo y corrección. Y, asimismo, suficiente dominio de la lógica para no dejarme convencer cada diez años.
Un saludo cordial.
Muy buenas, Adrian y gracias por tu comentario. Celebro que estés en desacuerdo conmigo y entiendo que comprenderás que estoy en desacuerdo con tu desacuerdo, por motivos evidentes. ¡Un saludo!
Ya no pongo tilde al adverbio, pero recuerdo que era una recomendación de la RAE. Bastante idiota, por cierto, pero claro, qué podemos esperar de unos señores a los que les parece bien incluir en el diccionario «almóndiga»…
Muy sabios consejos, pero la suerte y el tener padrinos casi importan más que lo demás.
La suerte viene bien y puede ser hasta vital, pero de nada sirve la suerte si antes no has hecho tu trabajo, sobre todo en el largo plazo. En cuanto a los padrinos, no conozco el caso de ningún escritor al que le compren los libros por tenerlos; otra cuestión es para publicarlo, pero si repasas mi bitácora verás que no soy muy partidario de las editoriales y que abogo por la autopublicación. Muchas gracias por la visita y el comentario, María, ¡un saludo!
Buenas tardes, Miguel Ángel, respecto a tu comentario: «Estoy harto de ver a escritores que siguen tildando los pronombres demostrativos y el adverbio solo cuando hace años que la Real Academia aconseja lo contrario». Muy despectivo, por cierto, lo cual no es digno de quien se hace llamar escritor, no estoy de acuerdo porque en realidad la Real Academia nunca ha recomendado que se dejen de usar las tildes, establecieron que ya no era necesario usarlas pero jamás se creó la norma de ya no usarlos. Me parece que la Real Academia elimina reglas para la gente a la que le da pereza usar tildes.
Muy buenas, Ana. No me parece despectivo el comentario, pues me refiero a esos escritores que quieren enmendar a la Academia y no aceptar ninguno de los cambios que implemente. Precisamente si somos escritores, tenemos que conocer las reglas y recomendaciones que hace la RAE; una vez que las conocemos, podemos saltárnoslas que para eso también somos escritores, pero que sea por un motivo más allá de «No quiero porque yo tengo razón y la RAE no». No es que sea el mayor fan de la RAE, pero son los que cuidan la lengua que usamos todos, una lengua viva y en constante evolución.
Un saludo y muchas gracias por la visita y el comentario.