Uno de los consejos más comunes que se suelen dar a los escritores es escribe de lo que sabes.
Hay muchos que desdeñan ese consejo pues, en realidad, no necesitas saber derecho para escribir la historia de un abogado. Te ayuda mucho, pero no es esencial.
Y qué decir de los que escribimos historias con naves más rápidas que la luz y armas capaces de destruir planetas. Afortunadamente, de esto último nadie sabe.
Pero eso no impide que escribamos de ello. O de cualquier otra cosa.
Porque ese no es el significado correcto de ese consejo.
Cuando te dicen escribe de lo que sabes no se refieren a lo que conoces o has aprendido. Se refieren a lo que has experimentado.
Si vas a escribir sobre la pérdida de un ser amado, será mucho más creíble si también te ha pasado a ti. El dolor, la emoción, los sentimientos, todo está en tu interior y solo tienes que traducirlos y adaptarlos a la historia que estás escribiendo.
Si vas a escribir sobre el goce de descubrir nuevos lugares, te será mucho más sencillo si has viajado que no si nunca has salido de tu país. Lo que sientes cuando estás a cientos o miles de kilómetros, en un lugar que solo tú has visitado de todos tus conocidos, te servirá luego para expresar mejor lo que sienten tus personajes cuando estén en esa situación.
Y así podríamos seguir con más ejemplos, pero imagino que lo has entendido.
Cuanto más vivas, más rica será tu escritura. Tienes que leer, y mucho, para ser buen escritor, pero también tienes que vivir.
Porque al final, todo se acaba y el tiempo no se detiene para nadie.
Vive. Lee. Escribe.
Mañana, más. ¡Feliz escritura!
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Domingo, 29 de octubre de 2017
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Imagen: Hoach Le Dinh en Unsplash