Ya terminó el primer mes de 2021. El tiempo vuela y es muy sencillo perder el norte pensando que todavía hay tiempo. Por eso, es conveniente que te impongas desafíos ambiciosos que te obliguen a trabajar y darlo todo. El reto de las 365.000 palabras me ha servido para darme cuenta de esto y de que no hay nada como escribir de forma regular para conseguir el hábito de escribir. Todas las intenciones del mundo no sirven para nada si no hay una acción posterior, y gracias a este reto, lo he hecho. Este ha sido mi mes de enero:
La verdad es que el mes ha ido muy bien, pero también porque he trabajado de forma consciente y constante para que así fuera. Creo que viéndolo como un gráfico se notará mejor:
Como puedes ver, me lo tomé muy en serio durante las primeras tres semanas de enero, superando todos los días las mil palabras escritas. Contaba con ese ímpetu del principio, porque sabría que en algún momento vendrían mal dadas y eso fue del 20 al 29 de enero, donde tuve varios días por debajo de las mil palabras. Incluso hubo un día que no escribí, rompiendo una racha de 25 días consecutivos dándole a la tecla. Ya en el último fin de semana del mes, metí un buen arreón para terminar por todo lo alto.
En total, fueron 35.507 palabras en treinta y un días, unas 1.145 palabras diarias de media. Solo fallé en escribir un día y solo hice menos de mil palabras —que, recuerdo, es la media diaria que necesito para cumplir con el reto— en seis dias en todo el mes. ¿Podría haber hecho más? Desde luego, pero también podría haber hecho menos, así que no está mal para empezar, o al menos eso creo.
Hay varias cosas que sacar de este mes, y que te pueden servir si te metes en un reto similar. Lo primero que he aprendido es que aunque tenga muy presente el objetivo global, lo más importante es concentrarse en alcanzar la media diaria. Para ello he utilizado la técnica del pomodoro con muy buenos resultados, concentrando mi escritura en las primeras horas de la mañana. Pero cuando no ha podido ser, he escrito por la noche o en diferentes momentos a lo largo del día.
Comencé con pomodoros de quince minutos, quizá más cortos del estándar, pero que me servían para ir anotando palabras escritas en mi cuantificador de excel. Es la misma técnica que explique al hablar de cómo comerse un elefante. Concentrándome tan solo en el siguiente bocado, podía ir anotando un pequeño triunfo tras otro; todos y uno cada de ellos, ahora que ha terminado el mes, suman y me permiten mostrar estas cifras. En los últimos días del mes, comencé a aplicar pomodoros de veinticinco minutos, que ahora que he cogido cierta inercia escritora, son más adecuados.
Además de ese objetivo diario, me planteé objetivos semanales, es decir, superar cada semana la cantidad de palabras que necesito para alcanzar el reto:
Aquí se puede ver más concentrada la progresión que expliqué antes. Empecé muy bien las tres primeras semanas (recuerda que los tres primeros días de enero son la semana 1 de 2021), lo que me ayudó a superar con creces el objetivo del mes. Y eso, aunque en las dos semanas siguientes me he limitado a cumplir con los objetivos. En retos de este tipo, es importante crear un colchón para los momentos malos, que seguro que los habrá.
Finalmente, quiero recalcar el tema de la racha de días seguidos escribiendo. Si hubiera planteado el reto como «365 días seguidos escribiendo», habría fracasado en el primer mes, me habría sentido mal y seguramente estaría revolcándome en mi miseria. Ya sabes, dando pena sobre qué dura es la vida del escritor y esas cosas. No descarto que ocurra en el futuro, y por eso en este reto me centro en el objetivo global a final de año.
Es lógico y normal que haya días que no puedas escribir. Yo he intentado (y conseguido) sacar tiempo madrugando, trasnochando o dejando de hacer otras cosas para ponerme ante el teclado y escribir. Un día no lo logré, y no por ello me voy a flagelar. Lo que importa es la suma de todos los días, no que un día no pude escribir por un motivo u otro. Desde luego que me gustaría poder decir que me puse ante el teclado todos y cada uno de los días del año, claro que sí. Sin embargo, prefiero decir que he escrito todo lo que me proponía escribir y más.
Lo que toca ahora es volver a hacerlo en febrero. Piensa que solo quedan once meses para que acabe el año y que cuando quieras darte cuenta, estaremos en 2022. Lo que hayas conseguido hasta entonces depende de ti.
Ya sabes, ten mucho cuidado ahí fuera.
Imagen de cabecera: Lindsay Henwood en Unsplash
En dos palabras: enhorabuena.
😀
¡Muchas gracias! 😉
Felicidades! Tu ímpetu me anima a seguir dándole! En Junio publico mi primera novela! (Estoy en 3000/4000 a la semana, muy orgulloso).
¡Así se hace, Pau! A trabajar en esa novela y cuando acabes la priemra, a ponerse con la segunda. ¡Un saludo!
Efectivamente, se perfila una trilogía… Ya te diré!